Alonso de Molina (Almería, España, 1960). Ponente habitual en recitales, tertulias y encuentros poéticos. Alonso de Molina, escribe desde una experiencia profunda y práctica de la vida, sus escritos respiran corporalidad y conciencia desde un complejo y permanente conflicto personal... ironía, voracidad, desazón... como una espiral, se van transformando en analogías, símbolos que conforman una sincera interiorización y una actitud inconformista ante la vida. Profesionalmente director de empresa TIC. Durante el tiempo libre realiza recorridos por senderos, montañas y playas; viaja, lee, escribe y colabora en temas de interés social y cultural. Comprometido con la difusión de talentos, promueve encuentros de poesía en la naturaleza, impulsa la creación de antologías y da voz en su programa radial a autores de España y América Latina. Editor de la revista De Sur a Sur Poesía y Artes Literarias. Ha publicado diez libros de poesía y está presente en unas 30 antologías. Ha recibido reconocimientos y premios a nivel nacional e internacional. www.alonsodemolina.com

Alonso de Molina: La mujer a veces llueve sobre mis labios fecundados.

ME NOMBRO EN LOS ABISMOS QUE ME MIRAN Y LLAMAN

Cuando miras al abismo,

el abismo también te mira a ti.

Friedrich Nietzsche

No es difícil perder, frustrarse ante uno mismo,

verter dudas y miedos haciendo brotar

la realidad que encierran tantísimas entregas.

De haber pintado espacios de mejillas audaces,

sentirse, de lo estéril, eco yermo y baldío,

como una bruma empotrada en los ojos

de un cielo enrojecido que silba a los arcanos.

(Ese frescor de brazos blandos y amor exiguo que fueron los fragmentos. Asimétricos ritmos pactando el si bemol que destruyera el ego, la notación que asesinara al sí mismo en los soplos del otro. Exhibir el error que nos mantiene al mundo como una voz urdiéndose entre los hielos de un camino de tierra hendida en sus prejuicios, en sus roídas erosiones).

¡De tantas formas llama la caída al polvo

que una madre hastiada de metáforas

muerde las monedas

corriendo a las alturas,

hacia aquel vuelo de horizontes blancos,

forzando los remiendos de la tierra

a la alquimia que alivie las jornadas!

(Usted ansió ser niño, ajustar en los viejos las conductas opacas. Se remangó la piel en alborozos evitando los juicios para no quebrantar sus impulsos, su leitmotiv, la aceptación de su vida; cuánto lo envidio, de mayor probaré a seguir sus latidos; cuando los días me aparezcan amarillos seré un viejo malo, por cada poro esnifaré feromonas, me pondré hasta las patas con cien tragos de vodka y calavera aplaudiré obscenidades —no tan obscenas como Hiroshima Nagasaki, Cisjordania, la Crisis Global, el desempleo—. Seré la lluvia ácida que consume los miembros; un reuma en los tejidos del alma).

Hay carne,

labios que fecundados en calles solitarias

se convierten al barro de las cansadas alas.

Sin soportar lo inerte, lo estático y pasmado,

me acreciento en los cambios

y agito cada hueso que la ciudad me ofrece;

ahora creo en mí,

me nombro en los abismos

que me miran y llaman.

.

.

LOS SUEÑOS SON SÓLO SÍMBOLOS QUE ENCARNAN LAS QUIMERAS

Cómo alumbrar la oscuridad de un pecho

que ni dios ilumina.

Se podrían, tal vez, esconder los excesos,

la amargura feroz que nos hará sentir

la carne entre las algas, el amargor perdido,

durmiendo en sus raudales con los ojos desnudos.

Podríamos prevernos

sorteando la ruta que nos conduce al bosque,

nutrirnos de un sonido de esperanza

que a voz tranquila tararea sus ecos.

El mundo es un reflejo de lo que somos,

nada es tan verdadero ni tan dispado;

la cultura se engrandece en diferencias;

el cambio facilita el avance del hombre.

Los arraigos de fe, los crímenes,

la ambición de poder, la lujuria y el odio

nos atan a lo arcano y sibilino.

(Sí. Tal vez las ortigas huyeron de aquel mes de octubre en que todas las cartas fueron perdidas por azar. No puedo simplemente decir —Señor, no tengo nada; tan sólo los distintos rostros que cada día parpadean en mí. —Nada, Señor, no tengo nada. —Duermo sin ti, Señor, como un animal que no encuentra hogar).

Tal vez la indiferencia

pudiera herir rompiendo las razones.

No siendo nadie.

De no pertenecer a nada

y ser sólo un extraño en el propio vacío.

A fin de cuentas,

todo es sagrado entre los lienzos:

Pintar una mejilla brotada entre naranjas

o escribir un poema para ungir de prudencia

los subrayados signos.

A veces llueve

y los sueños son sólo símbolos

que encarnan las quimeras.

.

.

ES DIFÍCIL GRITAR ON THE STREET LONELY

El sueño va sobre el tiempo

flotando como un velero.

Nadie puede abrir semillas

en el corazón del sueño.

F.G. Lorca; al cante, el Camarón de la Isla.

Precipitado en la apatía de las razones,

sin respuestas ni aspectos que atender,

penosamente solo, demasiado vacío,

sin cargas ni destinos nutridos por mi pecho.

Concreto en la ceniza y el disoluble credo

rechinaban mis dientes, lying on the sidewalks;

con la vida desnuda corriendo en las cantinas,

insensatas, mis manos procuraban mujeres.

Zarandeado al viento como hoja en ventolera

yo estaba al margen de cualquier destino.

Bajo el sol caminando, aquel año bisiesto

en el aire estallé mis monedas, and my luck,

en tanto recorría las plazas

y las angostas bocacalles

sin cosenos ni senos donde albergar los sueños.

Descolgaban las horas con la sed del hambriento,

envenenando un alma urgida de calor

y un corazón en combustión emergente

que sellaba sus besos con los pardos del aura.

Es difícil gritar on the street lonely;

la mujer dijo hello y yo rompí mis ojos

para mirar su escote insinuante y sedoso.

Reincidían momentos en los signos de aquarius

y mojaban los sueños

sin posar la cabeza sobre el agua.

La medianoche es trampa.

Escucha Camarón, oye la noche,

busca en su llanto el rendido sexo.

Mientras, templada ella,

se perfuma la cara con los ojos del alba,

un orgasmo creciente late en su aliento blanco.

Alonso de Molina (Almería, España, 1960). Ponente habitual en recitales, tertulias y encuentros poéticos. Alonso de Molina, escribe desde una experiencia profunda y práctica de la vida, sus escritos respiran corporalidad y conciencia desde un complejo y permanente conflicto personal... ironía, voracidad, desazón... como una espiral, se van transformando en analogías, símbolos que conforman una sincera interiorización y una actitud inconformista ante la vida. Profesionalmente director de empresa TIC. Durante el tiempo libre realiza recorridos por senderos, montañas y playas; viaja, lee, escribe y colabora en temas de interés social y cultural. Comprometido con la difusión de talentos, promueve encuentros de poesía en la naturaleza, impulsa la creación de antologías y da voz en su programa radial a autores de España y América Latina. Editor de la revista De Sur a Sur Poesía y Artes Literarias. Ha publicado diez libros de poesía y está presente en unas 30 antologías. Ha recibido reconocimientos y premios a nivel nacional e internacional. www.alonsodemolina.com Alonso de Molina: La mujer a veces llueve sobre mis labios fecundados.