SOMOS
Yo no te busqué,
tú no me rondaste;
nos encontramos y brillamos,
fuimos tan verdad
que es imposible el olvido.
Tal vez yo te buscaba
o tú me presentías,
nos vivimos con los ojos,
fuimos océanos de posibilidades
en el silencio de tus mareas.
Yo te busco,
tú me reclamas,
nos bebemos como olas
que se entregan febriles en la orilla,
axioma latiendo al unísono:
somos verdad.
.
.
DÉJAME SER
Déjame ser en tu esencia
lo que el viento no sopló sobre tu frente
—gélido, impredecible—
aquella noche de noviembre.
Hablemos de ti y de mí,
del sol en tus manos, fuego en mi espalda…
desorden de mi razón.
Apostemos a ser en mi pecho un si mayor,
en tus piernas, un sol sostenido jugando al amor.
Déjame ser en tus pómulos
el pincel que perfila una noche eterna,
sábanas desordenadas en tu horizonte libre.
Hablemos de todo y de nada,
de mi sueño cometa y tu despertador.
Tus fotos y la dulce Mafalda,
el banco sobre el acantilado,
el beso de amor.
Déjame ser en tu esencia
un rayo eterno de sol.
.
.
DE ALGUNA MANERA
De algún modo
hemos de buscarnos,
sin excusas,
insoslayable pasaje, rumbo y puerto.
El aire me susurra tu risa
y arrastra mi prudencia;
desordena y trenza razones.
Mis dedos trazan caminos en tu espalda,
hemos librado batallas,
bajo sábanas de desalojo,
tu risa: mi victoria siempre.
De algún modo
hemos de cruzar el puente,
sostenernos la mirada y descubrirnos,
si bien a ciegas, vivos.
Respuestas y preguntas en la lámpara de Aladino.
El plan perfecto se emborrona en mis dedos.
Siento tus manos acariciar mi rostro
y un beso eterno en la mejilla.
De algún modo hemos de buscarnos,
y abrigarnos con la verdad.