América Trejo (Juchitán, Oaxaca, 1993). Mi amor por la escritura nació desde los 7 años. Escribo a escondidas de mi profesión, estudié la Licenciatura en Administración y Estrategia de Negocios. He tomado talleres de poesía con los poetas Ángel Vargas, Andrea Montiel y Herles Velasco. He publicado poemas en diversas revistas, en 2018 y 2020 participé en el Encuentro Mujer Poeta Internacional y Festival Grito de Mujer. Soy coautora de la Antología Internacional Faros de Esperanza (Editorial Rosado Fucsia). Soy finalista del Primer Concurso Internacional de Poesía Romántica 3k 2018. Participé en el Tercer Congreso Nacional de Creadores Literarios organizado por la Congregación Literaria de la Ciudad de México y formo parte del Colectivo de Mujeres Poetas del Istmo de Tehuantepec, así como de la cuarta generación de Nido de Poesía, convocado por LibrObjeto Editorial en la Ciudad de México.

América Trejo: Alguien en silencio hace poesía cultivando el fruto del Edén

LAS MUJERES QUE FUI

Las mujeres que fui

susurran que me levante en armas,

que me desprenda de la costilla de Adán

y con su legado construya las mías.

Que no nací del costado de nadie,

salí del dolor de ellas

para liberar a Eva.

Las mujeres que fui,

todas mis abuelas, me aconsejan:

Casarse no es vivir felizmente casada

y gritar es otra forma de cantar

para decir basta.

Tac tic, ponen de reversa al tiempo

para borrar al dolor

como su plan de cada día.

Y niña, me susurran,

siembra albahaca y ruda 

para cada vez que hiervas.

Las mujeres que fui

me curan de espanto,

del susto carcelero por no ir al cielo.

Me dicen que el Edén no es allá arriba,

el paraíso de ser mujer

es vivir en la batalla que iniciaron ellas

y seguir cultivando el fruto de sus luchas.

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FLOR NÚMERO 13

En historia comprendí que tú y yo nunca tendremos pasado.

En geografía estudié con qué colinda tu cuerpo, resulta que conmigo. 

En español aprendí a no conjugarte, sino a hacerte poesía. 

Aventarme a tus brazos como tiro parabólico fue por física. 

En química descifré la fórmula de tus besos, es mi secreto. 

Las matemáticas nunca fueron tan fáciles: 

el límite del infinito es ahí donde no estamos juntos.

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FLOR NÚMERO 4

Te amé en francés 

y en ruso me emborraché de ti,

discutimos en alemán

y en español nos reconciliamos,

pero en silencio te compartí todo lo que nunca te dije.

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VENDER TU ALMA A LA COCINA

Me duele la cocina

la tengo debajo de la costilla,

me ha quemado los sueños 

y la buena suerte 

desde aquel día en que tiré la sal.

El dolor es tanto

que las cebollas entrenaron mis ojos 

para no llorar.

Aprendí a ver atardeceres en las zanahorias, 

lavar los platos me enseñó de caricias, 

la olla exprés a perder el miedo.

Me arde aquí, al lado de la estufa,

pero tienen hambre.  

Descuartizo la carne,

decapito a las verduras, 

las condeno al filo de la licuadora 

¡Cuánta violencia!

Desquito al dolor con mis manos,

¿con cuál mano entonces me agarro de la vida?

Me duele la cocina,

la casa, 

el cuerpo,

me muero

por saber todo aquello que existe 

del otro lado del sartén. 

Pero tienen hambre 

y alguien 

tiene que servir la comida. 

América Trejo (Juchitán, Oaxaca, 1993). Mi amor por la escritura nació desde los 7 años. Escribo a escondidas de mi profesión, estudié la Licenciatura en Administración y Estrategia de Negocios. He tomado talleres de poesía con los poetas Ángel Vargas, Andrea Montiel y Herles Velasco. He publicado poemas en diversas revistas, en 2018 y 2020 participé en el Encuentro Mujer Poeta Internacional y Festival Grito de Mujer. Soy coautora de la Antología Internacional Faros de Esperanza (Editorial Rosado Fucsia). Soy finalista del Primer Concurso Internacional de Poesía Romántica 3k 2018. Participé en el Tercer Congreso Nacional de Creadores Literarios organizado por la Congregación Literaria de la Ciudad de México y formo parte del Colectivo de Mujeres Poetas del Istmo de Tehuantepec, así como de la cuarta generación de Nido de Poesía, convocado por LibrObjeto Editorial en la Ciudad de México. América Trejo: Alguien en silencio hace poesía cultivando el fruto del Edén