José Ángel Buesa (Cienfuegos, Cuba, 1910 – 1982). Fue un poeta cubano. Su vocación por la poesía despertó cuando era tan sólo un niño y en pocos años su dedicación a la escritura fue equivalente a la de una persona adulta. Al poco tiempo de haber completado sus estudios secundarios, se mudó a La Habana; allí se unió a las agrupaciones poéticas del momento y comenzó a dar a conocer sus creaciones, recibiendo una respuesta muy positiva por parte de los lectores. La segunda parte de su vida la vivió en un exilio que lo llevó a Europa y acabó en Santo Domingo, donde pasó sus últimos días dictando cátedra en la universidad. Publicó casi dos decenas de poemarios, entre los que destacan los títulos "La fuga de las horas", "La vejez de Don Juan", "Lamentaciones de Proteo" y "Poemas en la arena".

José Ángel Buesa: Renacerán tus ojos cuando me ames.

ELLA AMARÁ A OTRO HOMBRE

Ella amará a otro hombre.

Yo voy lejos, andando hacia el olvido.

Y puede suceder que alguien me nombre,

pero ella fingirá no haber oído.

Ella amará a otro hombre:

el tiempo pasa y el amor finaliza,

y es natural que lo que fue una brasa

acabe convirtiéndose en ceniza.

Aunque nadie lo quiera,

envejecen las vidas y las cosas,

y es natural también que en primavera

los rosales den rosas.

Es natural. Por eso,

ella amará a otro hombre, y está bien.

No sé si ya olvidó mi último beso,

ni me importa con quién.

Pero quizás, un día,

oyendo una canción,

sentirá que esa vieja melodía

le cambia el ritmo de su corazón.

O será algún vestido

que yo le conocí,

o el olor del jardín cuando ha llovido,

pero algún día ha de pensar en mí.

O puede ser un gesto,

un modo de mirar,

o ciertas calles, o un botón mal puesto,

o una hoja seca que voló al azar.

Y de alguna manera

tendrá que recordarme, sin querer,

escuchando unos pasos en la acera

como los míos al atardecer.

Será en algún momento,

no importa cuándo o dónde, aquí o allá,

porque el amor, por parecerse al viento,

parece que se ha ido y no se va.

Y si en ese momento ella suspira

y él pregunta por qué,

le tendrá que inventar una mentira

para que nunca sepa por qué fue.

Y él no verá esa huella,

eso tan mío en lo que ya perdí;

y, aunque la pueda amar más que yo a ella,

ella no podrá amarlo más que a mí..!

.

.

CELOS

Ya sólo eres aquella

Que tiene la costumbre de ser bella.

Ya pasó la embriaguez.

Pero no olvido aquel deslumbramiento,

Aquella gloria del primer momento,

Al ver tus ojos por primera vez

Y sé que, aunque quisiera,

No he de volverte a ver de esa manera.

Como aquel instante de embriaguez;

Y siento celos al pensar que un día,

Alguien, que no te ha visto todavía,

Verá tus ojos por primera vez.

.

.

ELEGIA PARA TI Y PARA MÍ

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,

y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.

Un año y otro año caerán como hojas secas

de las ramas del árbol milenario del tiempo,

y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,

se alejará en la sombra creciente del recuerdo.

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,

y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,

bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,

de las desilusiones y los aburrimientos.

Tú, que nunca soñaste más que cosas posibles,

dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.

Acaso nos veremos un día, casualmente,

al cruzar una calle, y nos saludaremos.

Yo pensaré quizás: «Qué linda es, todavía».

Tú, quizás pensarás: «Se está poniendo viejo».

Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo, o con otra.

O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.

Y seguirá muriendo la vida, año tras año,

igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.

Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,

o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.

Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,

pensaré en ti un instante, pero cada vez menos.

Y pasará la vida. Yo seguiré soñando,

pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.

Yo ya te habré olvidado definitivamente,

y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.

Y quizás, para entonces, al cruzar una calle,

nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos,

Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,

las manos, para siempre, cruzadas sobre el pecho.

Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,

te pasarás las horas bostezando y tejiendo.

Y cada primavera renacerán las rosas,

aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.

José Ángel Buesa (Cienfuegos, Cuba, 1910 – 1982). Fue un poeta cubano. Su vocación por la poesía despertó cuando era tan sólo un niño y en pocos años su dedicación a la escritura fue equivalente a la de una persona adulta. Al poco tiempo de haber completado sus estudios secundarios, se mudó a La Habana; allí se unió a las agrupaciones poéticas del momento y comenzó a dar a conocer sus creaciones, recibiendo una respuesta muy positiva por parte de los lectores. La segunda parte de su vida la vivió en un exilio que lo llevó a Europa y acabó en Santo Domingo, donde pasó sus últimos días dictando cátedra en la universidad. Publicó casi dos decenas de poemarios, entre los que destacan los títulos "La fuga de las horas", "La vejez de Don Juan", "Lamentaciones de Proteo" y "Poemas en la arena". José Ángel Buesa: Renacerán tus ojos cuando me ames.