IKIRU-VIVIR (1952)
Los cucarrones agonizan de espaldas Akira
y patalean tranquilos al cielo
como si agarraran una estrella
Hay humanos con caparazones frágiles
agonizan en la piquiña del pasto
A tu Watanabe le diste un parque con columpio
para que entre la oscilación y la nieve
meciera su cáncer y endureciera su espalda
Él pataleó tranquilo al firmamento
Ahora reconozco que no es tu personaje quien necesitaba una corteza dura
Ahora reconozco que tú y yo nacimos con el mismo cuero blando
Ahora reconozco que te edificaste un caparazón de píxeles
Ahora reconozco que vengo a la sala a endurecer el mío
¿Las tortugas morirán de espalda
o su caparazón hecho de mil columpios
las hará inmortales?
En todo caso Kurosawa
Ikiru es endurecer los huesos para que bajo la tierra la podredumbre no la tenga fácil
[Del libro “Yo también no tengo piernas”]
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EL ÁNGEL EBRIO (1948)
Un charco es el otro yo del río Akira
No fluye no crece ni se disminuye
Empoza las estrellas en su cauce
No refleja deforma el cielo y sus alrededores
Fermenta la vida que lo circunda
Esta vez fuiste inmisericorde
solo le diste al cuidador del charco tuberculosis miedo y revólver
Hay demasiada oscuridad en la sala y poco espacio para arrodillarme a rezar
pero te escribo una oración
No evapores el agua el aire también se pudre
Para que tu ángel no escupa sangre con bocas ajenas y lágrimas atraviesen sus párpados
bastará un acueducto que desemboque en sus ojos como si el pantano volviera a ser río
Te lo rogamos señor director
Te lo pedimos señor guionista
Te lo suplicamos a ti Kurosawa que tienes un charco en los barrios de tu alma
agua estancada que drenas por los píxeles de la pantalla y por los lagrimales de nuestro rostro
[Del libro “Yo también no tengo piernas”]
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SINFONÍA ESPECTRAL
Una mujer toca la luz con sus yemas,
el viento rasga los cables de energía
como un guitarrista invisible.
Aún está por martillarse el día.
[Del libro inédito “Las fotos que nunca tomé”]
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LA MASCOTA DEL SOL
El sol gira a la tierra para observar los movimientos de la vaca
creadora del día y de la noche
Al extraterrestre no le interesa ni el agua ni nosotros
está aquí para abducirla a ella y encontrar en su chasquido eterno
el zen del universo
La vaca tiene la primera y la última leche que tomaremos
por eso no le importa ceder un poco de su carne también
o mugir de vez en cuando para calmar nuestras ansias de dios
al que ahora le ordena que deje de regar nubes que no florecerán
El día que Ulises
en medio del hambre y el naufragio
prefirió entender sus pupilas a comerla
nació la humanidad
[Del libro inédito “Epitafios domésticos”]
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VISITA A LA NEVERA
La nevera sabe que el tiempo existe
aunque intente refrigerarlo
La nevera anhela la quietud de sus víveres
por eso hurta el olor de cada uno
La nevera con el ronroneo de su motor
nos saluda y nos despide
Ella conoce nuestras ansiedades pues aunque llenos
esta es la quinta vez que la abrimos para encontrar silencio
La nevera siempre tiene cabeza fría para congelar en un instante a Heráclito
y espalda caliente para dejarlo fluir más de dos veces
Una madrugada supe que ella también tenía libido
cuando la encontré goteando sobre una pierna de pollo
La nevera es el ser más caluroso de la casa
pues para alimentarnos nos abre sus vísceras
La nevera para morir no se pudre
se seca el frío con la luz de sus entrañas
A su manera ella sabe guardar secretos
No nos ha dicho que fuimos hechos a su imagen
y semejanza
[Del libro inédito “Epitafios domésticos”]