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Maldigo, con la más rotunda de las maldiciones, a quienes, por estas fechas u otras, abandonan a sus animales de compañía. Les deseo que un día sean ellos abandonados (y seguramente acabarán por serlo) de sus mujeres, de sus hijos, de sus amigos… Por egoístas despreciables. Por posponer a un ser vivo, dependiente, amable en estricto sentido, generoso y fiel, a sus propios proyectos de vacación y comodidad. Por enseñar su prole a maltratar a quien se debe proteger. Por rescindir una relación cuando les parece conveniente. Por hijos de la gran puta. Con perdón.