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ASÓMBRATE
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Asómbrate: nos fue dado el lenguaje
Qué mecanismo neuronal más maravilloso
Qué manera de transmitir ideas a través del aire
Qué ondulaciones magníficas, éstas que unen
raíces profundas sin palparnos
Qué magia invisible la del lóbulo frontal
Qué modo de alumbrar el intrincado tapiz
del exo-cerebro
Admírate
Nos concedieron este cuerpo
(la naturaleza supo lo que hacía)
Cada órgano
cada pieza perfectamente
organizada como una ciudad:
una prolongada novela
Un sistema que regula la sangre:
el agua en la sangre, el oxígeno en la sangre
la más profunda y orgánica tecnología
Contempla estas maravillas:
las vísceras, artilugios de materia viva
los pulmones, el riñón, el vientre de una madre:
mecanismos de carne y sustancia
Sorpréndete
Tomamos decisiones cada día
Improvisamos rutas sobre miles de calles
(reconocibles o ajenas)
Bifurcaciones somos
Multiplicación infinita
que deriva en nuevas permutaciones
Neuronas profundas
Conexión con conexiones ajenas
Red a la que nombramos Historia
21 luminosos gramos (que entendemos por alma)
conectadas a 21 gramos de otros tantos vivos
y muchos, muchos muertos
Aprendices de sinapsis que ya partieron
Radio-comunicaciones que asentamos en papel
En libros: esa gran placenta del mundo
De nuestro mundo
Asómbrate
Nos han dado el nombre
Nos fue dada el agua
Gozamos la percepción de la luz
Sabemos que estamos aquí, ahora
Presentimos la vida
(de un modo, torpe, primitivo
pero sabemos)
Resígnate
La Inteligencia Artificial, sin duda, habrá de trascendernos
La tierra seguirá adelante sin nosotros
La verde yerba nos nacerá desde la piel
Seremos el pasto de nuevos milenios
Volverán los mares y los ríos
-en su sabiduría infinita-
a reclamar lo que siempre ha sido suyo
Nos hundiremos en el tiempo
Muy abajo
Es cierto
Mas, por lo pronto, admírate
Somos excepciones pequeñas
profanas
Asómbrate
Nos fue dado el lenguaje
el tiempo, la música
los números, el amor
Nos fue concedido el conocimiento.
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TESEO EN TI
I
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La paradoja de la nave de Teseo narra cómo, al zarpar de Creta
su barco estaba completo
Tanto, como su ánimo de regresar al verde terruño
(Existen dos dudas, sin embargo:
si la historia es verídica, y si
Teseo fue un héroe o un asesino de minotauros)
Tales datos son irrelevantes
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La paradoja de la nave de Teseo afirma que, sobre la marcha
el barco sufrió daños letales
Se fue deshaciendo pedazo a pedazo
tormenta a tormenta
madero a madero
Cada pieza rota —como nuevos ojos, como nuevas manos—
se sustituyó por una idéntica
un repuesto quizá de universos paralelos
(La leyenda no explica por qué existía una cosa idéntica
para cada cosa
o en qué bodega se guardaban tan cuánticos
o metafísicos espejos)
Tales datos, aquí, son irrelevantes
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El asunto es que, al llegar a Grecia
ante todas las piezas alteradas
nadie pudo descifrar si el barco era
o no era
el mismo barco
(¿Es esto cierto?
¿Alguna vez existió algo verdaderamente cierto?)
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La paradoja de la nave de Teseo establece
que nadie sabe si el barco verdadero
era el primero, el subsecuente o el último
Así ocurre con nosotros
Cuando niños, fuimos un barco
Cuando adolescentes, otro distinto
Hoy, nadie sabe si navegamos con piezas nuevas
Si somos, o no, aquello que fue reconstruido
¿Qué versión de nuestro navío
arribará al último puerto?
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POEMA UNO
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Soy un inútil que apenas sabe girar una tuerca,
colocar una roldana, correr un pasador.
Un atado de letras;
este fantasma tieso que deambula por la casa
rebotando en el lavabo, hinchado de sueño.
Indocto en las funciones del carburador,
el arranque, la balata. Ajeno al misterio
que se punza con las manos, palpando
entre diástoles y sístoles que rabian
desde un motor remiso.
Torpe, simple: ese soy.
Nunca pude reparar
el grifo de la tarja,
develar la terquedad del manual complejo
ni prevenir, a la brava familia,
aquella tarde en que la abuela murió.
No sé cuánto cuesta
el auto de mis sueños.
Ni siquiera sé si sueño con autos.
Así de fracasado soy.
Pero dentro, en el espacio custodiado
por mis propios grifos,
en los raros mecanismos que gobierna el deseo;
allí, donde prospera la palabra, el epígrafe, un acento;
donde la vida germina desde el paso
imperioso de una frase; desde el umbral
en que los libros construyen ciudades; mundo.
Dentro,
muy adentro, a veces juego a ser Dios.
Y en esos días, en esas horas,
no me importa en lo absoluto
declararme un inútil
que apenas puede girar una tuerca.
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LA OTRA CIUDAD
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A Constantin Cavafis.
Dices, Cavafis, que irás a otra tierra, hacia otro mar:
Y yo anhelo conocer tu tierra y tu mar
Dices, Cavafis, que hallarás una ciudad mejor, con certeza
Y yo sueño con Atenas cada noche
Juras que donde vuelves los ojos sólo ves
las oscuras ruinas de tu vida
y los muchos años que allí pasaste o destruyes
Yo busco mi desolación en los puertos y los bares
que frecuentas
Es cierto, Cavafis
que no hallarás otra tierra ni otro mar
Tampoco lo haré yo
El nombre de mis calles, de tus calles,
irá en nosotros, como un tatuaje que sangra a media luz
Volverás a la Ciudad de México que no conociste
Retornaré a la Ítaca de la que no debí partir
Serán las mismas ventanas
Llegará tu vejez en los mismos suburbios
(para mí, los años tal vez no alcancen para tanto)
Encanecerás en la misma casa, Cavafis
Yo buscaré escapar de mí
Y, a solas, leyendo libros
encerrado en el clóset
viajaré a un archipiélago oscuro
pasto de minotauros interiores
Esta urbe es la misma
Será la misma
Nuestros lugares serán hogar de la espera
Mi ciudad es tuya, Cavafis
No busques otra -no la hay-
ni caminos ni barco para ti
La vida que aquí perdiste
en la Atenas mexicana, la has destruido
Lo mismo hice yo en la Tenochtitlan griega
Te digo que iré a otra tierra, hacia otro mar:
Y sé que anhelarás, aún en tu muerte, conocer mi tierra y mi mar
No hay otro modo, Cavafis:
No hallaremos mejor ciudad, que aquélla de la que no partimos.
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NO, PROUDHON
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A Enrique Dussel
y su estética de la liberación.
Dice Proudhon que los humanos son los únicos seres
que pueden apreciar la belleza
Pero he visto al canario de la selva batir sus alas, hacer una reverencia al sol
como lo hace un poeta que conjura la belleza en medio de un delirio
El canario ama al sol
Cuando bate sus alas, emite un juicio estético
Hay asombro más allá de una jaula hecha de palabras
Dice Proudhon que los humanos son los únicos seres
que pueden apreciar la belleza
Miente.