MUÑECAS RUSAS
Coge una sierra,
párteme en dos:
dentro estoy yo,
esperando
a que llegues
y me partas,
y me abras de nuevo,
tantas veces
como haga falta,
cada vez más pequeño,
más yo,
esperándote,
para ver la cara que pones
cuando llegues al fin
a mi yo más oculto,
y lo mires,
y tenga tu rostro.
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NOTAS MARGINALES
A veces volvemos a las páginas
donde una vez fuimos felices.
Es tan fácil como dejar que corran
hacia atrás entre los dedos,
volver a las marcas que dejamos,
a esas breves notas con las que
quisimos indicar a otro lector
que allí debiera detenerse.
Basta con buscarlas para ver
que ya no son las mismas:
algo ha cambiado en este corto
intervalo en que nos fuimos.
Volver es otra forma de medir
la magnitud incierta de la herida.
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MICROCOSMOS
Estoy aquí sentado.
Suena un río
que no alcanza la mirada.
Pronto se hará de noche
y vendrán los animales
con sus ojos como heridas,
soplará el viento,
caerá alguna estrella,
y el mundo habrá cerrado
otro círculo perfecto
alrededor de sí mismo.
Estoy aquí sentado.
Todo es tan sencillo.
El mundo existe
y no me necesita.
.
.
A LO LEJOS
Desde aquí puedo ver
las luces a lo lejos:
esas casas tan pequeñas
donde habitan los hombres,
como un firmamento diminuto
reflejado en mis pupilas.
Tengo miedo esta noche
de ser una luz a lo lejos,
y que al irme a dormir,
cuando cierre los ojos,
alguien, en algún lugar,
se quede a oscuras.
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LA MEMORIA HERIDA
Me dan miedo los espejos, esos seres
que, después de hechos añicos,
siguen siendo uno en cada trozo.
Se parecen demasiado a un corazón.
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PERDIDO
Donde he perdido algo
camino con más cautela.
No sé si hallaré lo que busco,
pero ese lugar es como un templo:
en él existe lo posible.
Donde he perdido algo
lo perdido me llama
y algo de mí llama a lo perdido.
La cautela no es para encontrarnos:
la cautela es para no pisar
el sagrado lugar en donde habita
el oscuro animal de la esperanza.
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LO QUE EL CORAZÓN BUSCA ENTRE LOS BOSQUES
Lo que el corazón busca entre los bosques
no es el silencio ni la falta
de toda referencia geográfica,
sino algo que se parezca a él:
una ciudad sin nombres,
una poblada soledad.
Lo que el corazón busca al extraviarse
es un espejo que alguien ha escondido
en el propio corazón del bosque,
y que refleja el alma cuando pasa
solo para que la podamos ver.
(poema inédito)