ME NOMBRO EN LOS ABISMOS QUE ME MIRAN Y LLAMAN
Cuando miras al abismo,
el abismo también te mira a ti.
Friedrich Nietzsche
No es difícil perder, frustrarse ante uno mismo,
verter dudas y miedos haciendo brotar
la realidad que encierran tantísimas entregas.
De haber pintado espacios de mejillas audaces,
sentirse, de lo estéril, eco yermo y baldío,
como una bruma empotrada en los ojos
de un cielo enrojecido que silba a los arcanos.
(Ese frescor de brazos blandos y amor exiguo que fueron los fragmentos. Asimétricos ritmos pactando el si bemol que destruyera el ego, la notación que asesinara al sí mismo en los soplos del otro. Exhibir el error que nos mantiene al mundo como una voz urdiéndose entre los hielos de un camino de tierra hendida en sus prejuicios, en sus roídas erosiones).
¡De tantas formas llama la caída al polvo
que una madre hastiada de metáforas
muerde las monedas
corriendo a las alturas,
hacia aquel vuelo de horizontes blancos,
forzando los remiendos de la tierra
a la alquimia que alivie las jornadas!
(Usted ansió ser niño, ajustar en los viejos las conductas opacas. Se remangó la piel en alborozos evitando los juicios para no quebrantar sus impulsos, su leitmotiv, la aceptación de su vida; cuánto lo envidio, de mayor probaré a seguir sus latidos; cuando los días me aparezcan amarillos seré un viejo malo, por cada poro esnifaré feromonas, me pondré hasta las patas con cien tragos de vodka y calavera aplaudiré obscenidades —no tan obscenas como Hiroshima Nagasaki, Cisjordania, la Crisis Global, el desempleo—. Seré la lluvia ácida que consume los miembros; un reuma en los tejidos del alma).
Hay carne,
labios que fecundados en calles solitarias
se convierten al barro de las cansadas alas.
Sin soportar lo inerte, lo estático y pasmado,
me acreciento en los cambios
y agito cada hueso que la ciudad me ofrece;
ahora creo en mí,
me nombro en los abismos
que me miran y llaman.
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LOS SUEÑOS SON SÓLO SÍMBOLOS QUE ENCARNAN LAS QUIMERAS
Cómo alumbrar la oscuridad de un pecho
que ni dios ilumina.
Se podrían, tal vez, esconder los excesos,
la amargura feroz que nos hará sentir
la carne entre las algas, el amargor perdido,
durmiendo en sus raudales con los ojos desnudos.
Podríamos prevernos
sorteando la ruta que nos conduce al bosque,
nutrirnos de un sonido de esperanza
que a voz tranquila tararea sus ecos.
El mundo es un reflejo de lo que somos,
nada es tan verdadero ni tan dispado;
la cultura se engrandece en diferencias;
el cambio facilita el avance del hombre.
Los arraigos de fe, los crímenes,
la ambición de poder, la lujuria y el odio
nos atan a lo arcano y sibilino.
(Sí. Tal vez las ortigas huyeron de aquel mes de octubre en que todas las cartas fueron perdidas por azar. No puedo simplemente decir —Señor, no tengo nada; tan sólo los distintos rostros que cada día parpadean en mí. —Nada, Señor, no tengo nada. —Duermo sin ti, Señor, como un animal que no encuentra hogar).
Tal vez la indiferencia
pudiera herir rompiendo las razones.
No siendo nadie.
De no pertenecer a nada
y ser sólo un extraño en el propio vacío.
A fin de cuentas,
todo es sagrado entre los lienzos:
Pintar una mejilla brotada entre naranjas
o escribir un poema para ungir de prudencia
los subrayados signos.
A veces llueve
y los sueños son sólo símbolos
que encarnan las quimeras.
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ES DIFÍCIL GRITAR ON THE STREET LONELY
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño.
F.G. Lorca; al cante, el Camarón de la Isla.
Precipitado en la apatía de las razones,
sin respuestas ni aspectos que atender,
penosamente solo, demasiado vacío,
sin cargas ni destinos nutridos por mi pecho.
Concreto en la ceniza y el disoluble credo
rechinaban mis dientes, lying on the sidewalks;
con la vida desnuda corriendo en las cantinas,
insensatas, mis manos procuraban mujeres.
Zarandeado al viento como hoja en ventolera
yo estaba al margen de cualquier destino.
Bajo el sol caminando, aquel año bisiesto
en el aire estallé mis monedas, and my luck,
en tanto recorría las plazas
y las angostas bocacalles
sin cosenos ni senos donde albergar los sueños.
Descolgaban las horas con la sed del hambriento,
envenenando un alma urgida de calor
y un corazón en combustión emergente
que sellaba sus besos con los pardos del aura.
Es difícil gritar on the street lonely;
la mujer dijo hello y yo rompí mis ojos
para mirar su escote insinuante y sedoso.
Reincidían momentos en los signos de aquarius
y mojaban los sueños
sin posar la cabeza sobre el agua.
La medianoche es trampa.
Escucha Camarón, oye la noche,
busca en su llanto el rendido sexo.
Mientras, templada ella,
se perfuma la cara con los ojos del alba,
un orgasmo creciente late en su aliento blanco.