Joven poeta mexicano que estrena su participación en esta revista literaria digital con el siguiente poema titulado «Escolares del distrito» dividido en tres partes y que dibuja este pertinaz pero aventurero aliento lírico del nacido en el 2002.
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ESCOLARES DEL DISTRITO
[1]
Gritos extasiados rugen por millares y millares de avenidas;
ecos metálicos traspasan los barandales, arreando a los perros:
pulsos de asfalto.
Los aullidos se contraen más allá de la conciencia,
bajo una existencia palpitante que golpea todo músculo.
Y la negra, putrefacta, maternal sangre comienza a deambular
en cada uno de nuestros miembros de escarlata;
nos acurruca y nos canta sobre el desgraciado mar de bifurcaciones.
Soñamos con la silente sonrisa fraternal.
En un cuarto, sábanas rojas lloran por alguien.
Miren cómo caemos al yugo integral:
en disipada y conectada melancolía estamos.
Maquinal, sintética anatema;
hambre consoladora, el dogma del pueblo.
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[2]
Progenie de vastas pieles,
ahoga tus bellas entrañas con
el apetecible destino que
tus eternos padres dejaron
tirado en los escaparates de la avenida.
Sueños tuyos son los que te dirigen al viviente triunfo.
Sueños míos son los que me condenan al Apocalipsis.
Ambos cargados,
gota a gota,
con la promesa de un futuro.
Inexplorado y nuevo Adonis
que secreta las horas y minutos
en las que los tuyos, famélicos e
iracundos, devoran nuestras azucaradas pieles tiernas.
Déjanos regocijar ante tus suaves membranas.
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[3]
Al unísono,
coreicamente en armonía,
los alaridos de los hombres se vuelven uno solo.
Canten, hombres, sobre los humos inhalados.
Piel pontificia, ahogado por el carbono;
sintamos el cableado, calor apretado,
hecho de nuestra propia bilis y vómito.
Canten, desventuradas almas
sobre la nueva reencarnación;
sobre cada arteria y neurona,
sobre la nueva globalización:
instante eterno de sinapsis social,
todo hacia la única Babilonia.
Babilonia averiada entre las cuerdas de los humanos.
Babilonia protegida de nuestros cuerpos desnudos.
Babilonia entregada hacia el final de los tiempos.
Un nuevo amanecer de grafito y llamaradas:
hermoso amanecer.
Pariendo así, un nuevo yo
bendecido por la violencia y el terror.
Nueva, hermosa violencia.
Nuevo, hermoso terror.
Nuevo y hermoso yo.