MIS GATOS
Lo sé, lo sé.
Son limitados, tienen diferentes
necesidades y preocupaciones.
Pero los observo y aprendo.
Me gusta lo poco que saben,
y es tanto.
Se quejan, pero nunca
se preocupan,
andan con sorprendente dignidad.
Duermen con una sencillez directa que
los humanos no pueden entender.
Sus ojos son más bonitos que los nuestros
y pueden dormir 20 horas
al día
sin dudas
ni remordimientos.
Cuando me siento mal
me basta con mirar a mis gatos
y mi valor regresa.
Estudio a estas criaturas.
Son mis maestros.
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“Tener muchos gatos es bueno. Si te sientes mal, miras a los gatos y te sientes mejor porque ellos saben que todo es tal como es. No hay que ponerse nerviosos por nada. Y lo saben. Son salvadores. Cuantos más gatos tengas, más vivirás. Si tienes cien gatos, vivirás diez veces más que si tienes diez. Algún día, esto se sabrá y la gente tendrá miles de gatos. Es ridículo”.
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“En mi siguiente vida, quiero ser un gato para dormir 20 horas diarias y esperar a que me den de comer. Para no hacer nada y lamerme el culo”.
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***
Me queda la sensación de que algo me falta,
no sé bien si seas tú o más alcohol,
así que por si no vuelves, iré a conseguir cerveza,
y si vienes, por favor, trae cerveza.
Lo sé, yo también odio ese vicio,
y en ocasiones,
a la cerveza también.
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Debo aceptar que nunca serás mía,
es hora de ponerle punto final a esta historia,
escribirte es escribirle a la nada,
porque hasta las palabras se cansan de nunca ser escuchadas
y esta noche están de luto. Tu poeta ha muerto.
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*****
«La amaste, ¿verdad?»
Él suspiró
«¿Cómo puedo responderte? Estaba loca «
Sí.
se pasó la mano por el pelo.
«Dios., si todo fuera una locura. Cada día era una mujer diferente.
Una vez emprendedora, el otro torpe.
Una vez exuberante, el otro tímida. Insegura y decidida.
Dulce y arrogante.
Era mil mujeres, pero el olor seguía siendo el mismo.
inconfundible
Esa era mi única certeza.
Me sonreía, ella sabía cómo engañarme con esa sonrisa.
Cuando sonreía no entendía nada.
Ya no sabía hablar ni pensar en
nada…
De repente ella estaba sola
Estaba loca, toda loca.
A veces lloraba
Dicen que en ese caso las mujeres solo quieren un abrazo.
Ella no.
Ella estaba nerviosa
No sé dónde está ahora, pero apuesto a que todavía está buscando sueños.
Ella estaba loca, toda loca
Pero me encantó que me volviera loco…
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“Ahí sentado bebiendo consideré la idea del suicidio, pero sentí un extraño cariño por mi cuerpo, por mi vida. A pesar de sus cicatrices y marca, me pertenecían”.