Cristina Peri Rossi (Montevideo, Uruguay, 1941). Escritora, traductora y activista política uruguaya exiliada en España durante la dictadura uruguaya en 1972 y residente en Barcelona, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera literaria. En 2021 fue galardonada con el Premio Miguel de Cervantes. Su poesía no es ajena al humor, la ironía y ese tono que mezcla la melancolía, la profundidad y la picardía o, por decirlo de otra manera, el aliento de alguien que nació en América Latina y quiso hacer que el mundo fuera más bello.

Cristina Peri Rossi: Lo natural es tu gracia dormida.

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PROYECTOS

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No quisiera que lloviera

te lo juro

que lloviera en esta ciudad

sin ti

y escuchar los ruidos del agua

al bajar

y pensar que allí donde estás viviendo

sin mí

llueve sobre la misma ciudad

Quizás tengas el cabello mojado

el teléfono a mano

que no usas

para llamarme

para decirme

esta noche te amo

me inundan los recuerdos de ti

discúlpame,

la literatura me mató

pero te le parecías tanto.

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XXVI

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Me gustaría

poder decirte:

Ven cuando quieras,

te estaré esperando.

Los barcos son así

son así los muelles

y los viajeros.

Te lo juro

me gustaría

poder decirte:

La nave que emprendimos

nos estará esperando

los días pasados

son como si no hubieran pasado nunca

las calles recorridas

están en el mismo lugar

las plazas

las fuentes

los árboles

cosas de la imaginación

cosas de la evocación

cosas de la nostalgia.

Me gustaría poder decirte:

Esta mañana llueve,

te estaré esperando

como si nada hubiera pasado nunca

como si Pinochet no hubiera asaltado la Casa de la Moneda

como si te hubieras ido hace solo media hora

a comprar tabaco.

Me gustaría poder decirte:

La vida está muy cara

pero los atardeceres siguen siendo rosa

hay niñas que quisieran ser palomas

pero deben ir al colegio

palomas que tienen tu gracia al despertar

tu gracia dormida

que es una gracia que no conocen

más que los que te vieron dormida una noche de verano

durante seis años

como yo.

Pero seguramente el hecho

de haberte visto dormida todas las noches de seis años

justamente me impide decirte:

Ven cuando quieras,

te estaré esperando

y seguramente

haberte visto dormida todas las noches de seis años te impide

volver al banco vacío

a la casa abandonada

al barco hundido.

Aunque sepas oscuramente

en las noches de invierno y de verano

que te estaré esperando

como si todas las cosas del mundo

ya nos hubieran pasado para siempre.

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ASOMBRO

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«Enséñame», dices, desde tus veintiún años

ávidos, creyendo, todavía, que se puede enseñar alguna cosa

y yo, que pasé de los sesenta

te miro con amor

es decir, con lejanía

(todo amor es amor a las diferencias

al espacio vacío entre dos cuerpos

al espacio vacío entre dos mentes

al horrible presentimiento de no morir de a dos)

te enseño, mansamente, alguna cita de Goethe

(«detente, instante, eres tan bello»)

o de Kafka (una vez hubo, hubo una vez

una sirena que no cantó)

mientras la noche lentamente se desliza hacia el alba

a través de este gran ventanal

que amas tanto

porque sus luces nocturnas

ocultan la ciudad verdadera

y en realidad podríamos estar en cualquier parte

estas luces podrían ser las de New York, avenida

Broadway, las de Berlín, Konstanzerstrasse,

las de Buenos Aires, calle Corrientes

y te oculto la única cosa que verdaderamente sé:

solo es poeta aquel que siente que la vida no es natural

que es asombro

descubrimiento revelación

que no es normal estar vivo

no es natural tener veintiún años

ni tampoco más de sesenta

no es normal haber caminado a las tres de la mañana

por el puente viejo de Córdoba, España, bajo la luz

amarilla de las farolas

no es natural el perfume de los naranjos en las plazas

—tres de la mañana—

ni en Oliva ni en Sevilla

lo natural es el asombro

lo natural es la sorpresa

lo natural es vivir como recién llegada

al mundo

a los callejones de Córdoba y sus arcos

a las plazas de París

a la humedad de Barcelona

al museo de muñecas

en el viejo vagón estacionado

en las vías muertas de Berlín.

Lo natural es morirse

sin haber paseado de la mano

por los portales de una ciudad desconocida

ni haber sentido el perfume de los blancos jazmines en flor

a las tres de la mañana,

meridiano de Greenwich

lo natural es que quien haya paseado de la mano

por los portales de una ciudad desconocida

no lo escriba

lo hunda en el ataúd del olvido.

La vida brota por todas partes

consanguínea

ebria

bacante exagerada

en noches de pasiones turbias

pero había una fuente que cloqueaba

lánguidamente

y era difícil no sentir que la vida puede ser bella

a veces

como una pausa

como una tregua que la muerte

le concede al goce.

Cristina Peri Rossi (Montevideo, Uruguay, 1941). Escritora, traductora y activista política uruguaya exiliada en España durante la dictadura uruguaya en 1972 y residente en Barcelona, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera literaria. En 2021 fue galardonada con el Premio Miguel de Cervantes. Su poesía no es ajena al humor, la ironía y ese tono que mezcla la melancolía, la profundidad y la picardía o, por decirlo de otra manera, el aliento de alguien que nació en América Latina y quiso hacer que el mundo fuera más bello. Cristina Peri Rossi: Lo natural es tu gracia dormida.