Enrique Soberanes (Pachuca de Soto, Hidalgo, México, 1984). Es Text Jockey y Narrador Oral. Desde temprana edad aprendió el gusto por la lectura, su obra de teatro "Iztaquihuitl" escrita en Náhuatl y Castellano fue seleccionada para estímulo FONCA 2019, ha escrito principalmente para su propia condenacion. Se cree un caracol que da los pasos con amor.

Enrique Soberanes: Bailando escribe la rima, la risa, la luz.

ME PARECE…

Se raya el día, la vida

de pie bajo una cascada,

líquida turbulencia de sangre.

El jardín de los dioses,

en la cabeza,

multitud de voces como flores brotando

me retumban en el corazón a montones.

La risa es una canción,

en cuya melodía se ahogan las palabras;

me enojo y un gritadero dentro,

unas flores violentas floreciendo,

como luz de luna a través de una noche sola,

solísima.

La ventana de mis labios,

esconden la luz, o la luna…

reflejo del sol…

en corazón.

No quiero más razones; olvido los motivos.

Esta risa mía es la vida misma en rebelión.

.

.

EL LOCO

Él vuela,

fino de aires,

entre mariposas esquizoides,

circunda la realidad,

guarda a posteridad:

la rima, la risa, el riso.

Al espejo se mira

la barba de flores multicolores

le dicen la inútil mente

que baje, que se siente.

pero que no se evada de la vida,

—no sin nuestro permiso— le dijeron.

Lo encerraron.

Solamente, orate,

despistado, el extraviado,

de pie

entre tanta ventana cerrada,

él mira fuera,

entre tantas puertas,

él las penetra.

No le derrumba nadie,

nada le da herrumbre, ni el sol,

ni el aire de tormentas.

Ni el fuego al que teme.

Él se esconde,

dentro de sí se esconde,

él bien sabe dónde.

Él, se hizo fuerte, ahora,

desde su frágil estructura,

perdió el rostro, los ojos,

hubo de perder el deseo y los instintos

un pie y las máscaras a solas.

Las olas, le dicen la verdad

llegan a su orilla de hombre,

ante un mar que desde lejos se seca,

“aquí todos temen volverse vulnerables.”

“aquí todos quieren tener la razón”.

Las voces le dicen demoras,

le desarman furtivamente,

tímidamente le dejan sonriendo

y contemplando la  tarde

con la luna en el bolsillo.

Sonríe frente al paisaje de lóbregas luces

todas enredadas y rodando

entre largas hierbas y húmedas praderas,

el loco no es ya un hombre

dentro vive para siempre,

se ha internado en su laberinto ya.

Él,

vuela,

entre polvo luz y aire fuego;

tímidas mariposas lengüetean sus pies.

El loco vuela,

con sus alas de tinta vuela

y escribe ahora mismo el punto final.

.

.

LA PIEDRA

La piedra que nunca muere,

su polvo fino, a trasluz,

la sombra cae desde el árbol de mandarinas,

y se clava en la nostalgia,

horizonte de ocaso cítrico,

ácidos recuerdos de viejas vidas nocturnas,

aroma a mandarina reventando en el suelo,

hojas de árbol que no se mueve pero fluye

en el río de aire que le envuelve,

como el río a la piedra que nunca muere,

fluye en polvo o diluido al tiempo,

siempre al tiempo.

Repetidamente el cuerpo dice noche y sonríe

astillando la oscuridad en mil pedazos.

La piedra al cuerpo, huesos ambos polvos,

suenan los cascabeles su canto de aflicción,

bailando a la orilla del desierto sembrando flores de agua.

El barro que calienta, como entraña y sus ecos arrullos, arroyos.

Viaje, hierba y polvo de camino necio,

la bruma seca,

afuera del cuerpo la noche flota rasgada de luz,

titilan las sombras como estrellas bailando,

¿es acaso el silencio el idioma de la muerte?

la luz suena,

bailan la piedra y sus arrugas,

Dios apila las piedras de su tumba alegremente,

descansa en las reventadas tardes de risas mandarinas.

Enrique Soberanes (Pachuca de Soto, Hidalgo, México, 1984). Es Text Jockey y Narrador Oral. Desde temprana edad aprendió el gusto por la lectura, su obra de teatro "Iztaquihuitl" escrita en Náhuatl y Castellano fue seleccionada para estímulo FONCA 2019, ha escrito principalmente para su propia condenacion. Se cree un caracol que da los pasos con amor. Enrique Soberanes: Bailando escribe la rima, la risa, la luz.