Gordon McNeer, uno de los mayores poetas y traductores de Estados Unidos, visita México para hacer un regalo al público de CDMX, sus poemas mexicanos, que será leídos en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”, un lugar de excepción acompañado por su fiel escudero Sancho, el poeta estadounidense-español Fernando Valverde. Será el jueves a las 19 horas cuando se produzca una velada poética inolvidable.

Fernando Valverde entrevista a Gordon E. McNeer, quien visita México

“Aprendí a amar el mundo por mi abuela mexicana. Eso es mucho”

Gordon McNeer, uno de los mayores poetas y traductores de Estados Unidos, visita México para hacer un regalo al público de CDMX, sus poemas mexicanos, que será leídos en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”, un lugar de excepción acompañado por su fiel escudero Sancho, el poeta estadounidense-español Fernando Valverde. Será el jueves a las 19 horas cuando se produzca una velada poética inolvidable.

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AL PRINCIPIO FUE LA LUZ DE MÉXICO

Los abuelos, con su mirada tranquila hacia las cosas y su cercanía de la muerte, con su manera de tocar, de acariciar, y su paciencia que podría parecer de siglos. Artemisa María Consuelo Ramonet, con el nombre de la luna en una lengua extraña, el español, huyendo de un país, de la tierra de México. Como dijo Borges sobre la lluvia, la poesía es algo que siempre sucede en el pasado, algo que huye y queda para siempre suspendido, preparado para caer del lado de la memoria o del olvido. Gordon E. McNeer ha dedicado toda su vida a salvar la memoria de sus antepasados, a honrar a sus muertos. Por eso México ha aparecido en sus poemas como un acto de amor. Este viaje al país de su abuela en el mes de mayo de 2024 es un regreso al país de la memoria imaginada, un retorno al amor.

  • ¿Por qué regresar a México? ¿Cómo comenzó todo aquí?

Aquí vino al mundo mi abuela. Nací en el verano de 1943 cuando la casa de los abuelos en Florida ya tenía veinte años. Mi padre se había alistado en el ejército y me cuidaron los abuelos y mi madre durante los años de la guerra (Segunda Guerra Mundial). Después, la familia se mudó a Nueva York y solíamos visitar a los abuelos durante el verano. El inglés de mi abuela era un poco de andar por casa y por ello terminé aprendiendo la lengua y la cocina mexicanas. Con los años conocí a grandes escritores mexicanos como Juan Rulfo, Octavio Paz, Carlos Fuentes… Más recientemente he tenido la oportunidad de conocer la poesía de Eduardo Lizalde, Mario Bojórquez, Alí Calderón, Javier Gutiérrez Lozano y Álvaro Solís.

  • Eran años muy complicados, de dos países buscándose a sí mismos, unas veces con violencia, otras con amargura. ¿Cómo terminó la abuela en Florida?

Mi abuelo John H. Evans, que era de descendencia galesa, fue el primero de la familia que nació en los Estados Unidos. Vino al mundo en Pittsburg en 1875 y como no era físicamente muy fuerte prefirió no trabajar en las minas de carbón. Logró un puesto en una compañía estadounidense, la Mexican Crude Rubber Company, que le envió a San Luis Potosí para investigar la compra de caucho. Allí conoció a mi abuela, Artemisa María Consuelo Ramonet. Se enamoraron, se casaron y tuvieron tres hijos, mis tíos John y Thomas y mi madre Artemisa, que nació el 21 de marzo de 1910. Después de que estallara la Revolución la familia tuvo que marcharse a los Estados Unidos, primero a California y luego a la sede de la Mexican Crude Rubber Company, donde el board envió al abuelo a investigar el cultivo de naranjas en Florida. Recuerdo que en 1957 mi abuela llevó a mi hermana y a mi prima a visitar a unos familiares en México. Estando allí visitaron a la “Guevara family” y mi hermana vio una foto del Che en la mesa.

  • Se puede hablar de una mexicanidad en su biografía. ¿Cree que ha influido en su vida?

Aprendí a amar el mundo por mi abuela mexicana. Eso es mucho.

  • Imposible que no formara parte de su poesía, tan pegada a la vida, tan consciente del instante y su valor único.

La historia de mi familia ha sido motivo de muchos poemas en mis libros. También ha aparecido en el enorme America de Fernando Valverde, donde evoca a mi abuela mexicana, al abuelo y a otros familiares.

  • Ese pobre Fernando Valverde apenas escribió unos pocos versos mediocres, sin embargo, Benjamín Prado dijo que usted es el poeta más español de todos los poetas de los Estados Unidos.

Benjamín es muy generoso. Pero la verdad es que, salvo a los Beats y William Carlos Williams, he pasado la vida leyendo poesía en español. Pasé todo un año en la Firestone Library leyendo a la Generación del 27. Pasé años de mi vida traduciendo a José Hierro. Conocí a Raquel Lanseros en profundidad gracias a nuestras mutuas traducciones. Soy el padrino del hijo de Fernando y Nieves que lleva mi nombre. Llevo a Federico en el corazón.

  • Tiene que ser especial venir a leer poesía a México.

Sólo puedo sentirme agradecido.

  • En esta ciudad se toma consciencia de lo pequeños que somos. Dieciocho millones de habitantes. ¿Cómo sentirse solo? ¿Cómo llenarte, soledad, sino contigo misma? 

La poesía me salvó de la soledad porque me ayudó a comprenderme a mí mismo, a buscar dentro de mí mismo. Comprenderme. Quererme. Y el compañerismo de poetas como José Hierro, Luis García Montero, Benjamín Prado y los poetas de la Incertidumbre me ha hecho sentir una profunda gratitud.

  • Nada entonces de una idea erudita de la poesía, alejada del mundo real.

La poesía ha sido una manera de estar, una forma de sentirse en el mundo. Sí, con Ortega “yo soy yo y mis circunstancias.” Y por eso me gustan tanto poetas Beats como Laurence Ferlinghetti y Allen Ginsberg.  Aunque sea mentira me gustaría pensar con Jorge Guillén que “el mundo está bien hecho.” Ojalá fuera así. Hay muchos ejemplos, desde Gabriel Celaya a Gloria Fuertes de autores capaces de esa extraña criatura que es la poesía cálida de la comunicación.

  • Es obligado, me disculpa el atrevimiento. Obtuvo un doctorado en Princeton, es uno de los mayores hispanistas de la actualidad. ¿Qué poetas en español son inmortales?

Los obvios: Federico García Lorca, Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Juan Ramón, Octavio Paz…la lista es infinita como en un cuento de Borges, pero todos permanecemos de alguna manera.

  • Le gusta homenajear a los poetas visitando sus tumbas… ¿Visitará la tumba de Octavio Paz?

Seguro, contigo.

Entrevista por: Fernando Valverde

Gordon McNeer, uno de los mayores poetas y traductores de Estados Unidos, visita México para hacer un regalo al público de CDMX, sus poemas mexicanos, que será leídos en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”, un lugar de excepción acompañado por su fiel escudero Sancho, el poeta estadounidense-español Fernando Valverde. Será el jueves a las 19 horas cuando se produzca una velada poética inolvidable.Fernando Valverde entrevista a Gordon E. McNeer, quien visita México