José Antonio Albarrán (Ciudad de México, 1990). Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Director de la revista digital de creación literaria Campos de Plumas. Ganador del certamen de ensayo “Luis Alberto Arellano” de Mantis Editores. Ganador del primer concurso de ensayo “¿Por qué es vigente la tauromaquia?” de la Fundación Tauromaquia Mexicana. Fue jurado seleccionador del Premio Internacional de PoFund Fundación Loewe 2021. Obtuvo la beca de literatura para el Festival Cultural Interfaz ISSSTE, Hidalgo 2017. Sus poemas han sido publicados en revistas de México, Costa Rica, Argentina, Chile, Perú y España.

José Antonio Albarrán, La caricia solar donde recomenzaba tu claro paraíso.

ESOS DÍAS, OTROS RESPIROS

Ya es un tiempo viejo, de reservas y hastío 

de pasmosa cautela y zafia clausura

de constantes aplazamientos e indefinidas despedidas.

¿A dónde nos fuimos, mi dulce dios perdido?

O dónde nos quedamos, ahogados en nuestro 

propio respiro.

Oh joven dios, cuéntame de aquellas noches

verdes y húmedas cuando la luna argéntea

se derramaba sobre el agreste camino.

Háblame de esas púrpuras jacarandas

del cálido rocío que cubría el escondite de madreselva

donde el aroma a buganvilias se fundía

con el de una juventud nada desdeñable.

Porque parece mentira que jamás 

volveremos a llenar de júbilo el pausado estío.  

Ni a levantar el puño curando el celeste vino.

Y si no se vuelve, si nuca más se vuelve

la nieve permanecerá ensimismada en su blancura

sin las huellas que atestigüen  

nuestro andar divino 

nuestro espíritu peregrino

de aquellos días en que el presente

recomenzaba siempre de nuevo. 

.

.

NIÑA DE NEPANTLA 

Las líneas de la mano trazaban

los fundamentos de la incuestionable

geometría, signo y seña de un sibilino 

soplo que la ausente heráldica 

no consiguió descifrar jamás.  

Ahí, erguida en el filo del Nuevo Mundo

la meridiana palabra azul fue centro y

circunferencia, claridad mística

y artífice de nuevos laberintos.

La esgrima de la pluma

 la gracia condenada, cuando

antes loada, por medrosos fariseos 

una vez señalada 

descendiste de Cristo

para ser crucificada. 

Y de tu costilla surgió la arcilla

que concibió el sueño celeste,

la caricia solar, el vértigo en la altura 

y la impoluta verdad de la caída. 

Frente a la rebeldía se te negó el llanto 

de Madre María, ni beata ni santificada 

sólo quedó un eco de antiguas bibliotecas 

etéreas como vagos recuerdos 

de lo que pudo ser tu claro paraíso.

Porque la memoria no es cristal  

y la alta palabra suele ir y venir alada 

dejándonos tantos siglos a oscuras. 

Pero esta noche presiento una

 flamígera centella que, en el cielo deletreada

 un secreto me confía, mientras yo 

despierto, alzo la mirada 

y tú, fulgiendo, fénix constelada 

perduras 

en tu manto de blanca hondura.   

.

.

UN ANCIANO EN LOS CAMPOS DE ARROZ

No recuerdo el día de mi última proeza.

Avanzada mi edad y mi pobreza

nadie en este pueblo me recuerda.

Mi cabaña no se ha visitado en años.

El mundo se aleja y las inquietudes se acumulan.

Sólo poseo estos campos de arroz

cubiertos de blanca nieve donde observo 

las huellas del tigre que se oculta en la espesura.

Pronto iré a su encuentro.

Cuando el vino me embriague

las luciérnagas me mostrarán el camino

hacia las montañas Kunlun.

Donde ya no hay Año Nuevo

donde ya no se persigue la vida.

José Antonio Albarrán (Ciudad de México, 1990). Egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Director de la revista digital de creación literaria Campos de Plumas. Ganador del certamen de ensayo “Luis Alberto Arellano” de Mantis Editores. Ganador del primer concurso de ensayo “¿Por qué es vigente la tauromaquia?” de la Fundación Tauromaquia Mexicana. Fue jurado seleccionador del Premio Internacional de PoFund Fundación Loewe 2021. Obtuvo la beca de literatura para el Festival Cultural Interfaz ISSSTE, Hidalgo 2017. Sus poemas han sido publicados en revistas de México, Costa Rica, Argentina, Chile, Perú y España. José Antonio Albarrán, La caricia solar donde recomenzaba tu claro paraíso.