LIBERTAD EN FEMENINO
…la voz del cenzontle
que, poco a poco, se apagó
al vivir en cautiverio.
Ángel Pérez Escorza
Texto basado en las figuras de Malinche,
Andrómeda y Florence Cassez.
No sé cuántos años tengo.
Veo por primera vez el agua del cielo.
Me contemplo, me descubro sola
y tengo la impresión de que ya no necesito la luz.
El viento eran cristales que quemaban mi piel.
Yo no fui.
Yo no hice NADA.
¿En dónde está mi madre?
Siento el viento con mis manos
Li-ber-tad, le llaman.
¿Qué hago con mi manos?
Deambulo sin rumbo.
No quiero saber…
Soñé que amanecía en otro sueño.
Toco mi rostro,
intento reconocerme
¿por qué yo?
¿Qué hice?
¿Me escuchas?
Mis gritos son invisibles.
inútil gritar
Mis manos atadas esperando…
esperando,
esperando,
esperando
ser devorada.
No quiero estar aquí.
El sol me quema.
Las cuerdas cercenan mi piel, no duele.
Toco mis dedos, mis uñas crecen,
mi piel es roja, mi cabello, no sé…
No veo nada
¿Mamá?
Sentí la tierra húmeda en mis pies
Oscuridad por todos lados.
«Corre» susurraba mi madre «corre y no hables».
No puedo, no veo
¿A dónde voy?
«Corre, no mires atrás» Me tomaron de las manos, me ataron por primera vez
No comprendí.
¿Mamá?
Camino sin correr, con una calma apasionada que sacude mi cabeza.
El viento de nuevo… lo siento, lo respiro, quiero que se quede dentro de mí.
No tengo hambre.
Sólo agua.
Agua… La puedo tocar, sentir que roza las palmas de mis manos, cierro los ojos, es suave, fresca, son como burbujas de cristal.
Yo no hice nada.
¿Qué hago aquí?
¡que alguien me escuche!
Ya no quiero caminar, me detengo debajo de un árbol para sentir, escuchar las hojas que cantan con el viento, reconozco su piel…
¿Cuándo me van a desatar?
Es un camino largo.
Ya no tengo miedo.
¿Me matarán?
Mis manos, tocan, acarician, rasguñan, golpean, gritan, suplican, exigen, imploran, se cansan.
Parecía un lugar abandonado, con olor a soledad.
Creo que mi vagina sangraba como cada mes.
Confundía los olores.
Tal vez quiera morir.
¿Mamá?
¿Papá?
No quiero nada.
¡Déjenme!
¡No me toquen!
No quiero nada.
Lloré con lágrimas de desierto.
Seguí caminando.
¿Por qué yo?
Me ataron de nuevo.
En ese lugar abandonado
no quise abrir los ojos, sólo escuchaba.
Escuchar sonidos.
Escuchar voces.
Je ne comprend pa’s.
Pourquoi moi?
Est ce que quelqu’n m’ecute?
Intentaba dormir, morir, da igual.
Esperando…
Esperando…
Y llegaron, no me desataron.
Me cambiaron las cuerdas por unas más gruesas y pesadas.
Que se passe-t-ill?
Qui sont- ils?
No se cuántos días son.
Ya no reconozco aromas.
Mere?
No siento mis manos,
sólo frío.
Mi sangre se detiene.
No pienso, no veo, no respiro.
Ya no más.
No puedo caminar.
No más!
Mis ojos mueren.
Alguien me desata.
Yo no quiero respirar más
«Eres libre», no comprendo.
Extraño las cuerdas,
no sé usar mis manos.
No sé cuántos años tengo.
Me contemplo y me descubro sola.
Camino con esa tranquilidad apasionada que sacude mi cabeza.