ALDABA
¿Vuela la tierra por los surcos magnéticos de la luz
abriendo los anillos del silencio de las semillas dormidas?
Verónica Ardanaz
Magnetismo de humedad,
labios contra labios
madurando la canción de las caracolas.
Laberintos de conchas marinas;
saliva, sílaba, aldaba,
tres golpecitos de maderas
anuncian la apertura de la bocapuerta
a una dimensión sin muerte.
Amor: Subacuática legión de cardúmenes,
semillero de anillos brotan del silencio
correspondencia, hambre de besos.
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MEDICINA DEL JAGUAR
Convoco al jaguar
a su energía congruente
y a su garra certera,
a la criatura que merodea mis sombras
hasta desnudar el parlamento de mi personaje
y volverme un ser vertebrado
que va olfateando los olores de la tierra.
Convoco al jaguar
a su sangre espesa y caliente
que invita a saltar
desde las penumbras
hasta el andén de los versos.
En las junglas densas destrama
la palabra y la transforma
en bocanada felina «Medicina del jaguar».
Asiste a las márgenes de un río
cuyo nombre ignoro
en el decir borgiano
y permanece furtivo en sus cuatro patas
hasta divisar la presa y saciar su hambre.
Regresar al recinto de los sueños
con el cerebro límbico colmado
de venados, conejos y poesía.
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DORMIDA EN NAXOS
Dormida en Naxos,
una quincena de años en su arena.
Despierto hoy,
sólo sé deletrear mi nombre
que se rompe con la marea.
Libera. Libera. Libera.
Algunos nombran el cordón de Teseo.
Funicular mi tema que me recuerda
como Ariadna de Creta
la mujer enamorada,
pero soy más la de pechos planos,
la de músculos firmes y lunares.
Circular de luz y perpendicular de sombras.
Clarividente anfibia de dos mundos,
he muerto y he renacido.
Me cortaron el cordón umbilical
que me unía a mi madre,
y me cortaron el cordón umbilical
que me unía a mi hijo.
Una mujer sabe parirse a sí misma
si fue engendrada en los viñedos.
Soy plebeya ante los ojos de los mortales,
y una diosa pagana de la fertilidad para andróginos
y los habitantes de los cuerpos celestes.
Unos y otros asisten a mi metamorfosis.
Soy diadema boreal, constelación de siete estrellas.
Despierto de un extenso letargo.
Despierto hoy.
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CALENDARIO DE AGUA
Singular erotismo cuando los astros
insinúan sus polos, sombra cóncava
que besa apagando el fuego como antesala del amor.
Hay algo de medicina al soltar el lastre
y zambullirse en el flujo oscurecido de verdades.
Penetrar al territorio añil que desdibuja la rueda solar
e invita a nuevo orden, asomar a lo nocturno,
rostro femenino que estremece las estructuras
desmoronando la solidez en un tentempié de caricias.
Un vientre tañido de campanas, ruido de humo,
bucear los mundos sumergidos del océano interior.
La pulsión del cántaro está viva,
piel del durazno, semillas de lo no nombrado.
Los jugos, las lágrimas, los gemidos,
todo eso es Eclipse: Curvo y azaroso.
El horizonte alberga la sonrisa redonda
con la que el Sol habla de su camarada lunar.
La última hoja del calendario anuncia impoluta
la llegada del novilunio de agua.
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DIBAXU
Dibaxu
Veintinueve pájaros de viento
Páxarus, los años,
que vuelan sobre los acantilados
del tiempo.
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NAVE NODRIZA
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.
Alejandra Pizarnik
Me arrebujo en la rueda solar
hasta abandonarme en el fuego.
Soy un animal del agua
constelando en medio de la tormenta,
propicio mi anatomía para germinar satélites.
Satélites que se desprendan de la órbita celeste
hasta poemar versos de humo.
Versos arbóreos que incendian
lacerando la carne viva
en los estuarios de mi cuerpo.
Sólo mi cuerpo
Nave nodriza viajando al Sol.