I
¿Quién donó sus pupilas
para dar color a la noche?
¿Es una risa revuelta el rehilete
y la cometa una niña despeinada?
¿Cómo un relámpago pudo abrochar
el pelo de la muchacha
y cortar las legumbres del cocinero?
¿El sol algún día tendrá fiebre,
el cuervo sueño?
¿Cómo hizo la alberca
para robar un trozo de cielo?
¿La abuela teje bufandas
para sus nietos los peces del río?
¿La piedra aprendió de la tortuga
ese estilo pausado y melancólico?
Qué animales extraños son un puño cerrado
o unas agujetas mojadas
¿Son sabios los cactus
y exhaustos los nopales?
¿Pesa más una mosca
sobre el cadáver de un perro?
.
.
II
¿Un libro de versos
educará a un electricista?
¿Perdura más el verso
si se escribe con sal?
¿Por qué paz mundial
es una antítesis?
¿Cuál es la métrica de la ola de Vallarta
o el pie quebrado del viento de los Alpes?
¿Quién puso en las cajas de la rima
las palabras amor y dolor?
¿Y por qué la luna
se empeña en ser cuna?
.
.
III
¿Por qué se desvelan tanto
las casas lejanas
y yo no duermo tranquilamente
como la ropa del perchero?
¿Las monedas que he perdido
se las lleva un barco de sueño?
¿Qué conversarán el comal y la lumbre,
la palmera y el viento?
¿El cartero de la tarde
entrega sobres de melancolía?
¿Alguna vez ha reído un yunque,
llorado una lapicera?
¿Por qué intimida tanto
una escalera circular?
¿Para qué le hemos llorado
a tanta estatua de sal?
¿Por qué el puente conecta ciudades
y no corazones, cabellos y calcetines?