Lizeth Arista (Ciudad de México, México. 1998) es estudiante de Psicología en la Facultad de Psicología en la UNAM y cuenta con una participación en la antología “Metrópoli el suelo de una voz” publicada por Alcorce Ediciones. Creyente de que el arte nos salva y amante de las letras que nos ofrecen infinitas oportunidades de ser.

Lizeth Arista: la habitación donde fuimos uno

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ME QUIERE, NO ME QUIERE

Cómo iba a saberlo, no se puede acabar con la primavera por deshojar margaritas

y aquí estamos sentados frente a frente

sabiendo que no todo está dicho

que te pedí flores y tuve jardines entre las manos

te pedí flores y me regalaste su perfume

te pedí, en cada pétalo que arranqué de las margaritas y obtuve silencios.

Esto no es una carta de amor

es la historia de un desencuentro

que terminó conmigo, que terminó con nosotros.

Fuimos barcos de papel arrojados a la marea

cualquiera diría que nos ahogamos en un charco

pero era la inmensidad del océano trepando por mi garganta

escapando por mis manos

olvidamos que el agua no se puede contener

y éramos de papel, ya lo he dicho

no podíamos resistir tormentas

no podíamos resistir y navegar

así que fuimos dos soñadores que no conocen de riesgos

o que quisieron asumirlos.

Yo debía hablar de mi esta noche

pero ahora no sé hacerlo sin un nosotros

entonces lo digo

fuimos barcos de papel atrapados en el agua

desechos por soñar con lo imposible.

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TU PUNTUALIDAD Y LA FALTA DE LA MÍA

Voy a hablar desde mi trinchera

te has ido y me dejas aquí tachando días

esperando que regreses…

A veces llegar a tiempo no tiene nada que ver con la puntualidad,

los jueves de verte son ahora jueves de encontrarme.

Los días de ti

son días de suspenso

esperando que el reloj marque la hora

y con ansias de ti me muerdo los labios,

pero no llegas

porque los jueves de ti

son jueves de ausencia.

Junto mis manos asfixiando el vacío entre ellas

ya me he dado cuenta

es nuestro día y no estás.

Los jueves de ti son días de nostalgia  

y aunque el otoño llegó puntual este año

-como siempre lo hace-

para mí, llegó a tiempo para salvarme.

Los jueves son días sin ti

y días de extrañarte.

Es otoño en la ciudad

el sol dejó de ser abrasador para abrazarme

y los jueves, como marca el calendario

son días de todo y sobre todo de encontrarme.

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ME CANSÉ DE DOLER Y ABRÍ UNA VENTANA

Soy una casa construida con lo que vivimos

en cada pared tengo fotos tuyas, sonriendo y bailando

cada foto en el muro rememora todo lo que viví contigo.

Pero hubo que remodelar

porque así como el tiempo y las vivencias te fuiste con el tic-tac del reloj

y suena a cada segundo

tic-tac

tic-tac

no estás.

Entonces pinto las paredes, cambio las cortinas y me propongo a cambiar

pero hacerlo duele

porque regreso a cada habitación donde fuimos uno.

Abro y cierro las puertas porque me asfixia el pasado

porque doler incomoda y revivir es complicado.

Quedarme en cada espacio es habitar un sentimiento

y todos son ahora grises, los momentos más brillante son ahora fotos sin revelar

se acumulan en el buró que miro cada mañana y el polvo se hace dueño de lo que fuimos.

Llega la primavera y con ella las ganas de cambiar el espacio,

de abrir las cajas, desempolvar mis sueños y atreverme

voy a descolgar los cuadros

voy a enfrentarme a tu sonrisa pausada y lo que pudo ser.

Abrí una ventana y el sufrimiento había cesado

he llenado de oxígeno mis pulmones

mírame, sigo respirando

quién habría pensado que una ventana también es una salida, una entrada, una oportunidad.

Cambio los cuadros del muro donde algo dolía

Ahora no recuerdo el qué, pero sé donde

Llenaré este cuarto con fotos mías

pondré color donde había grises

y todo para contar una nueva historia.

Habito esta casa que soy yo,

bailo descalza en cada cuarto

subo el volumen de la radio y me recuerdo

no pienso cerrar las ventanas que ahora son puertas.

Lizeth Arista (Ciudad de México, México. 1998) es estudiante de Psicología en la Facultad de Psicología en la UNAM y cuenta con una participación en la antología “Metrópoli el suelo de una voz” publicada por Alcorce Ediciones. Creyente de que el arte nos salva y amante de las letras que nos ofrecen infinitas oportunidades de ser.Lizeth Arista: la habitación donde fuimos uno