MANIFIESTO
(Hablo por mi diferencia)
8 de diciembre de 1980 días
de la purísima y santísima virgencita de Juquila.
Mi abuela materna Modesta que en paz descanse
porque la atropelló un camión
Hubiera preferido que me llamaran Mariano Concepción,
pero se murió conforme con que yo respondiera al nombre
de Poncho por no decir Concha o Concho,
y hoy estoy aquí.
No soy Pasolini pidiendo explicaciones.
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
después de declarar públicamente que por las noches soñaba
que se lo cogía el doctor Ernesto Guevara de la Serna,
más conocido como el Comandante “Ché” Guevara.
Tampoco soy un marica disfrazado de poeta,
no necesito disfraz,
aquí está mi cara. Hablo por mi diferencia
defiendo lo que soy
y créanlo no soy tan raro,
me apesta la injusticia
y sospecho de esta chueca democracia.
Pero no me hablen del proletariado, de la vanguardia del proletariado
porque ser pobre, indio, negro y maricón es peor.
Hay que ser ácido para soportarlo;
es sacarle la vuelta a los machitos de la esquina,
es un padre que te evita
porque al hijo se le dobla la patita, se le va la puerca al monte,
se le hace agua la canoa, se le voltea el calcetín,
es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
envejecidas de limpieza
acunándote de enfermo
por malas costumbres
por malas compañías
por castigo divino
o para acabarla de chingar por mala suerte,
como la dictadura
o peor que la dictadura
porque la dictadura pasa
y viene la democracia
y detrasito el socialismo
¿y entonces?
¿qué harán con nosotros compañero?
¿nos amarrarán de las trenzas en fardos
Y nos enviaran en algún tren con destino a ninguna parte
como en el barco del general Ibáñez
donde muchos pinches putos aprendieron a nadar
pero ninguno llegó a la costa
porque las casas de Valparaíso apagaron sus luces rojas.
Por eso las casas de caramba
le brindaron una lágrima negra
a los jotitos comidos por las jaibas.
Día que la Comisión Internacional de los Derechos Humanos
no recuerda.
Pregunto,
recuerda usted esos tiempos aquellos
en que solos en la universidad algo se nos ocurría
aunque después me odiara por corromper su moral revolucionaria y cristiana.
Tuvo miedo de homosexualizar la vida,
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterla y sacarla
y sacarla y meterla solamente,
hablo de ternura compañero.
Usted no sabe
cómo cuesta encontrar el amor
en estas condiciones.
Usted no sabe
qué es cargar con esta lepra
porque la gente guarda sus distancias.
Pero hay gente rete comprensiva, si vieran ustedes;
hay gente que comprende y dice
es putito pero escribe bien,
es mariconsito pero es profesionista,
es putito pero es buena-onda,
pero….a chingar a su pinche padre con su buena onda,
yo acepto al mundo
sin pedirle esa buena onda.
Pero igual se rieron,
aún tengo cicatrices de risas en la espalda
que decía que pienso con el culo
y que al primer parrillazo de la Ministerial o de la PFP
lo iba a soltar todo.
No saben que la hombría,
nunca la aprendí en el partido
de donde tantas veces me echaron
al escuchar mi voz amariconada
y riéndose decían, y va a caer, y va a caer.
Y aunque usted grita como dice que lo hacen los hombres,
no ha conseguido que me vaya.
Mi hombría tampoco la aprendí yendo al clásico de clásicos el fútbol,
otra homosexualidad tapada como el box,
la política o el vino.
Mi hombría es aceptarme diferente.
Esa hombría de la que usted se jacta
se la metieron en un regimiento algún milico asesino,
algún político asesino que aún está en el poder.
Por eso yo no pongo la otra mejilla, compañeros,
yo pongo el culo, compañero,
y ésa es mi venganza.
Mi hombría espera a
que los machos se hagan viejos,
porque a esta altura del partido
la azul derecha, la amarilla izquierda,
las coaliciones y las convergencias,
tranzan con sus culos lacios
en los tres poderes y en las universidades.
Y no voy a cambiar,
no necesito cambiar,
Soy más subversivo que usted
y para usted es el mensaje.
Y no lo digo por mí, créanlo,
no lo digo por mí, porque yo estoy envejeciendo,
pero hay tantas niñas que nacerán,
tantos niños que nacerán,
crecerán, se enamorarán,
harán el amor una y otra vez
pero no como el sexo opuesto como ha de esperarse
sino con su propio sexo;
y yo quiero que para ellos compañero,
que para ellos ellas y ellos podamos darles
un cielo rojo para que puedan volar.