El RÍO
Un río joven y caudaloso escuchó el primer canto,
un canto de angustia y alegría.
Un gorgorear de pájaros en la garganta.
Se mostró lo desconocido.
Luces estrepitosas herían las pupilas.
Los olores se apiñaban en el epitelio de la nariz.
Di el primer bostezo ante la avalancha del aire frío.
La desnudez se mostró en todos los puntos cardinales y no tuve pena de nada,
era nocente.
Me aferré al calor de las aguas del útero de mi madre
que, en ese momento, ya era historia ante sus brazos cálidos.
Y entonces supe quién era la que arrullaba los llantos desde el otro océano de aguas.
Desde ese día el río joven que pasa por mi casa es tibio y amoroso.
Me baña de recuerdos familiares
.
.
APOSENTI
Hay un olor a mí
en el aposento.
Un olor a cuerpo a mariscado;
sirena tornasol enclaustrada en cuatro paredes.
Inexistente rosa de los vientos.
Retrato ninguno de la persona amada.
Sola yo y mi almohada confidente.
Las escamas escurren por los pliegues de las sábanas.
Destellos contactan con el cuerpo.
Escarchas de sales de la abundancia.
La cama china un árbol de miles de deseos y pronósticos.
Aquí sólo mi espíritu permanece libre y tranquilo en espera de la mano amorosa que sorprenda.
La noche llega cuando apago las luces de mis ojos y, poco a poco, el olor marino se aleja a otro plano.
Saboreo la necesidad de despedirme de la oscuridad que me rodea.
El sueño ha llegado.
La sirena hará un nuevo viaje.
.
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LLUVIA INSTALADA
Esta lluvia golpea la lámina hasta herir los oídos.
Enloquece la razón.
Las ranas croan en procesión continúa de sonidos.
La humedad la llama al apareamiento.
La noche es larga y demencial,
mientras los grillos buscan refugios en las viejas casas abandonadas por los
malhechores de la droga.
Aquí todo es agua, lodo y mal vivencias.
A veces hay que bajar al inframundo para
valorar la cueva citadina y las comodidades del estar.
Los gatos y los perros muestran sus garras
en lucha por el espacio y los humanos sólo
miramos como si nada.
El agua inunda cada tarde los zapatos de los humildes y hasta de los ricos.
El calentamiento global lame las suelas y los pasos de los habitantes de esta población
cercana al mar, destinada a desaparecer y dejar de ser una bahía romántica.
Aquí, los mosquitos te llevan el alma al refugio de la soledad cuando la raqueta inmovilizadora ha gastado la pila de energía.
Estamos a merced de los cantos de las aves, animales varios y de las condiciones del clima.
Aquí, es una vida primitiva y cercana a los cantos de las aves en noches de estrellas.
Aquí, el consuelo es el amor y la continuidad de la especie.