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DEL AMOR
No me digas nunca,
jamás ni para siempre.
Mejor dame paz mientras estemos en la misma energía
y caminando por la misma dirección.
No me digas que después de mí
no encontrarás a nadie más,
pues el amor es infinito
y siempre se puede volver a amar.
Mejor dame luz y alegría,
armonía y respeto.
Dame aprendizajes y suéltame
cuando hayamos aprendido
lo que necesitábamos para crecer.
Dejémonos una huella en el corazón
sin la necesidad de herir ni sufrir.
Soltemos expectativas y dame lo mejor de ti,
pues yo te habré dado siempre lo mejor.
Solo así veremos lo que podemos construir juntos
y si estamos destinados a persistir.
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RELATO
Mientras charlaba con el árbol,
me explicó:
“La paciencia es un acto de amor propio,
así como las hojas caen en otoño
y yo espero paciente a que florezcan unas nuevas;
más coloridas, más frescas.
A pesar de su partida, el amor permanece,
se transforma y en mí se queda,
pues solo eso es lo que me permite estar
vivo y preparado para recibir la primavera.”
Todo entonces cobró sentido.
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SIN MIEDO A CRECER
A medida que el reloj avanza,
nuestra cabeza ataca por lo regular.,
se abren puertas a mundos nuevos
para los que nunca estaremos preparados.
La cabeza en espiral,
como si se nos acabara el tiempo
y sin saber qué pura miel
es aquella que nos depara.
Nuevos olores y sustancias
alimentarán al alma,
y completarán, tal vez,
lo que nos faltaba.
No tener miedo a crecer
es llevar una melodía que avanza
para después despedirnos
con toda la alegría acumulada.