“Pellízcame porque siento que estoy soñando”
Ingeniera en tecnología ambiental, poeta, y mamá apasionada por la lectura; Lucía Bolívar nos cuenta un poco, no solo sobre su trayectoria como escritora en el ámbito de la poesía, sino también de sus comienzos en este medio artístico, los grandes desafíos que implica ser mamá, su estilo, propósito, consejos y experiencias en la publicación de libros con Valparaíso y Alcorce Ediciones.
Cuéntanos un poco sobre la historia de Lucía
Estudié la primaria en cuatro estados diferentes de la república. Desde que tengo uso de razón, siempre me me he mudado mucho… De hecho, por eso me terminé haciendo este tatuaje que dice Nómada. Solo durante el 2019, viví en Tampico en Monterrey y en Mexicali. A todos lados éramos nada más mi perrita, y yo. Llegué a Mexicali creyendo que me iba a quedar aquí un par de años, así, haciendo currículum; y luego iba a buscar un una mejor opción para vivir. Pero a las 3 semanas, conocí a mi esposo. Nos conocimos en septiembre, nos hicimos novios en octubre, en enero ya vivíamos juntos, y en diciembre estábamos casados. Yo siempre he dicho que mi primer libro es el que detonó que tuviéramos a nuestra hija porque bromeando le dije a mi entonces novio, pues mira, ya planté muchos árboles, ya escribí un libro, lo siguientes es tener un hijo. Y como a los 2/3 meses, me embaracé. Yo siempre digo que lo manifesté.
¿Por qué ingeniería en biotecnología ambiental?
Pues yo no sabía qué quería estudiar. A mí siempre me había gustado escribir, me acuerdo a los 8 años cuando le dije a mi mamá que quería escribir poesía. Mi mamá me compró una libreta de pasta dura que traía un cuadro de una bailarina como la época de Shakespeare, y ahí escribí mi primer poema. Estando en la prepa seguí escribiendo, pero igual tuve que ser realista y dije, pues en México está muy muy muy difícil lograrla en el lado artístico. Y como se me daban mucho las matemáticas, hice un examen de esos de orientación vocacional, y me salieron ingenierías. En mi familia todos somos scouts, y crecí mucho como con ese sentido de responsabilidad social de cuidado del medio ambiente, entonces cuando vi esa carrera en biotecnología ambiental, me metí a estudiar eso. Pero nunca dejé de escribir.
¿Cómo fue el proceso de creación de tu segundo libro?
Empecé a escribir y escribir y escribir, y en una de esas me contacta Javier Gutiérrez, y me dice oye, ya deberíamos ir viéndo lo de tu segundo libro. Empecé a recopilar y tenía más de lo que yo pensaba; eran suficientes para hacer un segundo libro. Y así fue como empezó el proceso de mi segundo libro, que va a salir con Valparaíso Ediciones. Va a salir en varios países del del mundo, y todavía no me la creo. Yo soy muy fan de Elvira Sastre, una escritora española y ella sus primeros libros los publicó con Valparaíso, entonces yo le decía a mi esposo, no puedo creer que voy a estar publicada en la misma editorial de alguien de la que soy así de fan. Le decía pellízcame, pellízcame, porque siento que estoy soñando. Lamentablemente, las mujeres tenemos mucho el famoso síndrome del impostor. Entonces, a pesar de que llevo años escribiendo, de que ya estoy por publicar mi segundo libro, de que hay gente que se ha conmovido con mis poemas; a veces todavía me siento como… ¿Será que de verdad lo que escribo es bueno? Sigues teniendo estos miedos y esas dudas cuando no deberías.
¿Dirías que ser madre influyó en tu trayectoria artística?
Por supuesto. De hecho, le he escrito a mi hija un par de, yo creo, mis poemas más bonitos. Es que, aunque suene a cliché, es un amor que te lo imaginas y hasta que no lo vives, no lo alcanzas a dimensionar. Yo siempre le he dicho a mis amigas de los clubs de lectura de poesía que están más jóvenes, la maternidad tiene que ser completamente deseada, porque es una súper mega chinga, y te cambia la vida por completo. Me acordé de uno de los libros que leí con mi club de lectura que se llama Escritores y Amantes; se desarrolla como en el 97’, y es de una mujer que trabaja como mesera porque es el único trabajo que le permite tener tiempo para escribir su novela. Yo me identifiqué mucho con con el libro porque, bueno, en una parte dice que fue un shock para ella darse cuenta de que ya no es la más jóven clase de adulto. Y dice que todos los hombres que conoce, sienten que están destinados a la grandeza… y las mujeres no, las mujeres nunca dicen, mi destino es la grandeza. Mi destino es conquistar el mundo y ganar un nobel y salir publicada y ganar todos los premios. Y es totalmente cierto.
¿Qué te gusta plasmar y transmitir en tus escritos?
Pues yo siento que, a veces, las personas tenemos muchos sentimientos y, o no los validamos, o los minimizamos. Y siento que tenemos que abrazar esos sentimientos, ¿sabes? La tristeza, la nostalgia, el luto; son cosas que a veces las redes sociales te hacen creer que tenemos que ser felices y ser perfectos, la vida no es así. No es que la meta sea ser feliz todo el tiempo, porque la felicidad son instantes, y a veces vas a estar triste, o vas a extrañar a alguien, o vas a sentir que que no encuentres tu camino… y eso, también está perfectamente bien.
¿Qué les dirías a las mujeres que sienten que ellas mismas son su propio obstáculo en el camino?
Yo les diría que confiaran en sí mismas. Que no lo pensara tanto, y que se lanzaran a la aventura. Y que dejaran que la vida las sorprenda.
¿Hacia dónde te gustaría que se dirigiera tu trayectoria artística, a partir del día de hoy?
Me gustaría seguir escribiendo y publicar más libros; me gustaría poder presentarme en ferias del libro en México y en otros países, y que mis letras pudieran seguir llegando a gente de diferentes generaciones y lugares.