Minerva Margarita Villarreal (Montemorelos, Nuevo León, 1957 – 2019). Fue una poeta y editora mexicana. Destaca por haber recibido varios reconocimientos a su trabajo, como el Premio Nacional “Alfonso Reyes”, el Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”, el Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” y el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes. Tuvo a su cargo la antología Elogio de la fugacidad, de José Emilio Pacheco, para el Premio “Miguel de Cervantes”. Fue profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución en la que dirigió la Capilla Alfonsina y la colección de poesía internacional El oro de los tigres.

Minerva Margarita Villarreal: Estoy anclada a la flor donde el silencio brilla.

TE BESARÉ LARGAMENTE

Te besaré largamente

mis animales sueltos en el interior de tus sentidos

amándote en tus entrañas

como esquirlas de luz

Te besaré

atravesaré tu cielo

me internaré en tus ramas

circularé en tus líquidos

surgiré de la yema de la corteza de tu tronco

me alimentaré de tu jardín

Tu voz en las colinas

y los campos inmensos

como tú los pensaste

tus animales sueltos en el interior de mis sentidos

amándome en mis entrañas

como certeza

como fruto  como señal de territorio

Tu voz en las colinas

y los campos inmensos

bajo este cielo púrpura

esta delicia o cause a mitad de la lluvia

a mitad del océano

porque tu árbol enraíza

en medio de mi vientre

y esta tierra te vive

en el principio y el fin.

.

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FOTOGRAFÍA

La noche se enciende con el roce continuo de tu cuerpo.

Pero estoy sola en esta cama desarreglada, sola en el color violeta

de los pesares. Puedo extender el brazo y alcanzar

tus viejos dibujos que no existen. Tengo la fotografía borrosa

con mi abrigo color vino,

y la cadencia de un recuerdo feliz, entre lágrimas.

Todos los pesares acercan al mar.

Todos los pesares se aproximan al llegar la tarde con el canto de las cigarras.

Puedo ir un poco atrás y divisar de nuevo las azoteas.

Estoy tirada como siempre sobre la cama. Tú haces planes y yo te acompaño

con mi sonrisa. Creo en un futuro incierto,

un nebuloso paracaídas que desciende del pasado hecho cielo

como oscuro designio de los dioses.

Este cuarto es un préstamo como lo fue el útero de mi madre.

Todos los pesares acercan al mar.

Todos los pesares nacen de las olas y regresan al mar.

Elevaré mi sueño, haré volar las sábanas, que la cama gire suspendida;

entre papeles de nubes me acompañarán tu sombrero y tu paraguas,

tus guantes de invierno, tus palabras y rencores,

el entresijo de la rutina. Cierro el postigo:

el viento viene cargado de reclamos.

Todo da vueltas en este cuarto prestado que es la vida.

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[ESTA HERIDA MANA BAJO LOS CIELOS…]

Esta herida mana bajo los cielos

mana de sus cabellos

tu cuello

la espalda

la piel más mármol

y durazno

el pelo alzado

Puedo entrar al silencio que de golpe da el agua

puedo entrar a la calma

que es silencio que llama

puedo entrar a la llama

que desgrana la herida

un jarro un vientre

grifos de largo pico

La cicatriz también es un pasillo

de manos breves

de pétalos serenos

Al borde del estanque al fondo de la alcoba

el silencio brilla

mece tus años

acaricia

Álamos de la alfombra sabinos entre sábanas

la casa iluminada desde tu fuego brota

y esta muchacha espera

Bajo los cielos

cercados de ventanal y muro

clausuradas las puertas las aldabas

presas que el espacio cercena

ellos trenzan sus astas

embisten a lo ancho lo bajo

del pecho lo hondo

Tras los cristales cerros

ciervos

Ojos por la herida

cuellos

Herida de Dios

Esta herida mana bajo los cielos

mana de tus cabellos

la espalda

la piel más mármol

y durazno

el pelo alzado

pude entrar al silencio

del agua

pude entrar a la llama

La cicatriz también es un pasillo

un vientre

y al borde del estanque

una muchacha

asoma como si se entregara.

.

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[ERA AGOSTO Y ERAS TÚ…]

Era agosto y eras tú

y toda la parsimonia un calor que espejeaba

bajo las vigas de los álamos en pasadizos nubilosos

El púrpura intenso del follaje disolvía los cuerpos

La niebla abrazaba

Los pájaros las nubes

El lago de nubes que cubre nuestra casa

Tu cuerpo el bosque acelerando su ritmo

el corazón del bosque bebiendo nuestros pasos

y el tropel de caballos a galope encendido

La flor más tibia de tu cuerpo abría

La jacaranda echaba alfombra y un jardín a tus pies

y al borde del estanque tensábanse

lienzo de su esmero

como tus arrebatos

las cúspides del fuego

Ese abaratamiento

esa cautiva humillación

Mármol día de manos breves

Soles día que huía

Por los peldaños de la biblioteca el azul indomable de los árboles

La dorada rejilla

los asientos de cuero suspendidos

Lomos del libro abriéndose en su albergue de plata

Nubes en lo hondo del techo

Nubes papeles dispersos como golpes de lluvia que la diosa lanzaba

La flor más tibia de tu cuerpo y el tropel de caballos labios latidos

El sol perdiéndose en la distancia

El rumor creciente la canción del follaje

El latín dominaba las tardes densas como reptiles

con sus nubes de moscas

Nuestros cuerpos hundidos

Ese diván la lengua ese jardín de lenguas bajo la cerradura

El sol el hielo ardiente de la página

abriéndose a otro cielo de ala enmohecida

otro cielo el moribundo pez

carnada de la melancolía

esa lluvia esa u ese furor del mar

goteando

mojando nuestra sombra

empapaba el cabello

las finas terminales con mis dientes

bajo de ti

el golpeteo de la lluvia el marco humedecido

Desatabas mis trenzas

Me llevabas al cielo con tu roce de uñas de mi cuello a la nuca

La saliva del verbo conjugaciones pupitres en las aulas lejanas

Arrojados de sí la saliva del verbo

El rumor de los cisnes

Ese oleaje de arena

de saliva del verbo

Sal sal a la luz de esta declinación

Los días se apagan como una veladora en lo oscuro del cielo

Sal sal de ti

Un movimiento y otro lejos de Dios

Un movimiento hacia Dios

Por más que lo medite quedaré tajada

Sal vuélvete paloma que muero de la luz del agua donde llamas

.

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LA CASA

La casa que construiste fue arrasada

Vi cómo sucedió

cómo se desprendían paredes y ladrillos

El techo voló

sobre los huesos

y el paisaje entre la hierba abrió

echó raíces bajo las plantas de mis pies

Estoy anclada

y esta casa mojada por la lluvia

esta casa azotada por el viento

hecha polvo

y materia que crece

Esta casa soy yo

.

.

PIEDRA

En esta piedra yo te espero

en el estómago en el regazo de esta piedra

junto al río cuyas aguas dejaron cicatriz

Como jauría con hambre

como perro

te espero

sobre la piedra que contempla

las grandes aguas que no volvieron más

la vista fija de las vacas que la tarde apacienta

estrellas caídas las botellas que alguna vez

guardaron la pureza

Excepto tú todo pasa

y todos pasan por aquí

Excepto tú

por esta piedra

pasan

y en mi mente

quedan 

como regalos

de tu ausencia

Minerva Margarita Villarreal (Montemorelos, Nuevo León, 1957 – 2019). Fue una poeta y editora mexicana. Destaca por haber recibido varios reconocimientos a su trabajo, como el Premio Nacional “Alfonso Reyes”, el Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”, el Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” y el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes. Tuvo a su cargo la antología Elogio de la fugacidad, de José Emilio Pacheco, para el Premio “Miguel de Cervantes”. Fue profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, institución en la que dirigió la Capilla Alfonsina y la colección de poesía internacional El oro de los tigres. Minerva Margarita Villarreal: Estoy anclada a la flor donde el silencio brilla.