El pasado lunes 2 de septiembre, tuve el privilegio de asistir a un evento que me hizo conectar de una manera distinta con Puebla; mi ciudad natal. Javier Gutiérrez Lozano, talentoso poeta, develó su poema titulado “Puebla; ciudad de la creación” en una ceremonia que tuvo lugar en el Salón Barroco del Edificio Carolino. No sé si llamarle coincidencia o de esas sincronías que tiene la vida de vez en cuando, pero creo que no hay mejor lugar para hablar de nuestra ciudad en todos los tiempos; pasado, presente y futuro.
El evento fue parte de la presentación de la edición número 40 de la Revista Cuetlaxcoapan, una publicación del Ayuntamiento de Puebla. Esta vez fue un espacio para que distintos artistas pudieran plasmar como ven, sienten y viven Puebla a través de la poesía, arquitectura, pintura, música, fotografía y gestión cultural.
El Salón estaba llena de personajes importantes de la ciudad, como Berenice Vidal Castelán, encargada del Centro Histórico y Patrimonio Cultural, Alejandro Cañedo Priesca, Secretario de Economía y Turismo, Dr. Giusseppe Lo Brutto, Director del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, entre otros. Lo que habitaba el espacio era el amor y la conexión con la ciudad. Y es que en cada discurso que se hizo y en cada parte de la edición de la revista, vive el orgullo y sentido de pertenencia que nos hace decir “Puebla es única”.
En lo personal el poema de Javier me dejó unas ganas inmensas de cuidar, querer y vivir a mi ciudad. Su poesía celebra lo que fuimos, somos y seremos; una ciudad que mezcla lo antiguo y lo nuevo, lo barroco y lo moderno. Todo sucediendo al mismo tiempo.
Aquí dejo el poema para que puedan sentir un poco de lo que se sintió en ese momento:
PUEBLA, CIUDAD DE LA CREACIÓN
Dios hizo el campo, y el hombre la ciudad
William Cowper
La tantísima cuadrícula en estas calles,
herencia urbana con trazo celestial,
es un perenne monumento a la creación,
a esta Puebla, de ángeles y batallas,
del barroco acumulado entre los templos,
de un revolucionario fuego
que puso en marcha el cambio,
el paso primero con rumbo hacia la luz,
hacia el manto que disipara
cualquier ventisca o rastro de tormenta.
Puebla, mi Puebla,
dulce capital de los sabores,
ingenio crepuscular del mestizaje,
del sincretismo en sus lienzos y paredes,
en el platillo principal y en la leyenda.
Entre sus lenguas y su gente,
la dignidad diversa habrá de siempre coronarse;
en este suelo reinarán las ocho plurales formas
de llamarle “tierra” a esta tierra.
Cuna del canto antiguo,
campo fértil de todos los tiempos,
vasto caudal de la creación,
Puebla, ciudad del buen comienzo,
valle donde florece nuestro gran orgullo.
Javier Gutiérrez Lozano
Nota: Cayetana Vierna Arsuaga