RESEÑA DEL LIBRO “EL HUESPED” DE GUADALUPE NETTEL

Por Rocío Castro Llanes

“El tiempo era una gota de agua lenta y constante en el lavamanos”
Tenía tiempo con Guadalupe Nettel (CDMX, 1973) en lista de lecturas pendientes, aunque ciertamente el libro que esperaba leer no era éste sino El cuerpo en que nací (2011) pero estos objetos llegan a ti cuando tiene que ser, o al menos esa es una mágica forma de apreciar la lectura de cada libro en particular, pensar que llega a tus manos en el momento que lo necesitas.


En esta ocasión les hablo de una novela de 189 páginas que recomiendo 10/10 primero porque está escrito por una mujer mexicana que es bastante conocida actualmente en la escena literaria nacional e internacional (sus obras se han traducido a más de quince idiomas), con la lectura de este libro me atrevo a decir que el reconocimiento se debe a su narrativa y no otra cosa, me pareció muy buena, o al menos en este acercamiento. Es verdad que sus múltiples premios la respaldan, también hoy en día Guadalupe Nettel dirige la revista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Además de tratar temas marginales, periféricos, raros o incluso diría de/sobre inadaptados, la estructura de la historia es bastante sencilla y por eso grandiosa. Se compone de 3 capítulos: I, II y III. Los primeros dos son más largos que el último, lo que da la impresión de que el ritmo de la historia toma velocidad al final, aunque la curiosidad y el suspenso, me parece, están presentes desde la primera hoja hasta la última que está fechada así: “París, enero de 2003”. Según mis cálculos, eso significa que Nettel tenía 29 años cuando terminó de escribir esta novela (¡qué maestría, por favor!), no digo que la edad sea determinante para el oficio de la escritura pero yo soy muy curiosa y me fijo en esos detalles, por eso lo comparto.


Para mí, El huésped es una historia muy bien lograda que transita por diversas emociones, si éstas fueran personas diría que va sobre todo de las non grata: asco, repulsión, miedo, con tintes de humor que te guiñarán el ojo si eres mexicano -y si no lo eres descubrirás unas cuantas amenidades, dado el contexto donde se desarrolla la historia: la Ciudad de México, la colonia Roma y el fascinante mundo subterráneo del transporte colectivo metro.

En El huésped es Ana quien relata lo que le sucede, con un tono de acercamiento nos habla de quién la parasita, de ese otro ser que ella llama “la cosa” y que la atormenta día y noche desde que era una niña. En esta novela, me pareció interesante y bastante disfrutable la forma en que la voz narradora se apropia del espacio de la ciudad, logrando la sensación de pasear por sus calles en compañía de las personas invidentes a los que la protagonista les imparte un taller de lectura en voz alta.


Como cereza del pastel de Guadalupe, agregaría que, la literatura, en esencia, es ideología, pues baila en el orden de las ideas -además de las emociones y de los hechos concretos o imaginados, por ello es una forma sutil y al mismo tiempo voraz para exponer situaciones o prácticas sociales, aquí leemos a una mexicana que denuncia el robo de votos como una práctica violenta más de su país.

De Nettel había leído antes ensayos o entrevistas que circulan por internet (también resulta bastante recomendable hacer una búsqueda de entrevistas sobre la autora), en esas lecturas la entendía como una escritora comprometida, inconforme con las estructuras sociales que comprimen, con una sonrisa amable y perspicaz denunciante de los abusos del poder, la violencia de género, las causas indígenas, por lo tanto, una mujer feminista, sin duda, un referente dentro de la literatura nacional actual para toda mujer aspirante a narradora.


Por todo ello (la autora, el contexto y la anécdota) con la lectura de El Huésped admiro y rescato lo siguiente: primero, esa narrativa que provoca terror o miedo en una lectura aparentemente superficial y sin duda divertida; pero también esa misma obra puede desencadenar una lectura más profunda que propicia la reflexión y el autoconocimiento: ¿qué tanto tiempo y en qué momentos te habita la cosa? ¿Con qué nivel de ceguera transitas tú por el mundo?