Con el honor que representa, presentamos tres poemas inéditos del poeta chileno Rodrigo Arriagada-Zubieta, quien es también traductor, crítico literario y académico, director de la colección Pippa Passes de la revista y editorial internacional Buenos Aires Poetry. Estos poemas pertenecen al libro Los Limbos, próximo a ser publicado en 2024.
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SEPARADAS, 2 A.M.
Ellas no duermen.
Consagran la fe conyugal a las sombras.
Puede ser la nicotina o el café,
los vestidos rojos desteñidos de lirio puro
o el deseo de ser una extraña en otra ciudad.
La violenta dulzura de la habitación
se está transformando en una lluvia sangrienta,
cayendo sobre la cama poblada de sueños.
El pensamiento de cigarrillos durante años
asalta la noche en los cuerpos encogidos
ellas están germinando hacia dentro
con ojos de aguas tristes, los pies más cerca de las nalgas,
cenizas de los juncos marchitos hace tiempo.
Y tú tienes insomnio, y ahora es el paraíso,
puedes beber en la vereda de un bar y ser moral,
dejar todas esas flores intactas y escribir un poema,
imaginarlas vibrando en la oscuridad.
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UCI
2. AM. Un respirador. Un vidrio. Una mujer.
Las tempestades mismas culminan calmas.
Las oraciones de una madre,
una incesante canción de cuna que desvela.
Bolsas, monitores, ruidos digitales.
Ninguna señal de trompetas
los arcángeles, como tú, no creen
que esté ocurriendo ahora.
¿Recuerdas esa mesa en la cafetería
donde en los mediodías de invierno brillaba un jardín
entre los bordes blancos de Kandinsky?
Es algo así la muerte, una sinfonía de líneas espumosamente en fuga
las hormigas dibujan un coral con tus huesos,
la locura de Dios, todo él disperso,
se transforma en quince brazas de mar,
las abejas construyen alrededor del panal de los pulmones
un pozo
verde como la distancia que separa el Purgatorio
de la sonrisa de un niño de perfectas mejillas.
En cuanto giras, el corazón percibe
cómo en este lodo un jardinero sumerge una pluma fina
y rasga el corazón endurecido
que no ve más lejos que las piernas de una enfermera.
¿Para quién toda esta perfecta desorganización, sino para
ella?
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PAÍS DE POETAS
Tú eres un hombre común
mezcla de Ulises, Bloom y Bartleby.
Valparaíso ha soplado sobre ti diez o veinte años
y bares de ventanas tiznadas reflotan lo inacabado
conversaciones sobre lo que no fue
voces que navegaban hacia la noche
el faro abandonado apagando las estrellas
una por una, como los rostros de tus amigos ya muertos
un coro de latas de cerveza traqueteando
detrás de un muelle abandonado en 1900
donde te gusta pensar que hiciste el amor.
Tú eres un hombre sabio.
Un extranjero de pie en el umbral de la noche
sin remo ni bastón. Un curioso vendedor
que podría cautivar todo salvo una sombra.
Las personas se te acercan y se llevan una enseñanza,
una fábula sobre un artista circense
que delira en la cuerda floja
como si no existiera desgracia posible.
Tú eres un hombre paciente
y urdes lo que narras con mapas sin destino
porque sabes que el océano no promete nada.
Has dejado de ser padre, hijo y esposo
y profesas tu fe a la tempestad
del agua esperas revelaciones
delfines saltarines
algo
entre las deslustradas, maravillosas
inquietantes olas y profundidades.
Tú eres un cormorán dispuesto a romperse la garganta
hasta que todo pierda el equilibrio y tu cabeza
se tambalee por muy débilmente que la memoria la golpee.
A tu cementerio marino confías el reflotar
de una campana que absuelva tus pecados
y en la recogida de los peces
perder diez pensamientos cada mes.
Tú eres un hombre solo frente al Mediterráneo
incapaz de regresar
un agorero pleno de designios inútiles
y bien sabes que es mejor entregar
tu consejo a la inevitable disolución del sol.
Tú eres un poeta del país de poetas
y como es de esperar conoces el misterio
desde Homero a Joyce
un hombre rompe relaciones con el mar.