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SUEÑO SUEÑOS
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Sueños sueño, sueño sueños.
Sueño sueños de perlas,
en un sueño vivo, en un sueño respiro.
Pero no puedo con esos pequeños fragmentos,
no alcanzo a escribirlos.
Sueños sueño, sueño sueños.
Quiero atraparlos en un cuadro,
pero los sueños se me escapan,
huyen de mi corazón partido.
Pero, pon en esos sueños,
tus pechos de perlas,
esas perlas de congeladas,
para que el invierno congele los sueños,
para que el invierno congele los cuadros.
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ENTRE EL SUEÑO Y LA REALIDAD
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Mi corazón solitario,
¿quién te invitó, quién te llamó?
Costurera incansable
que hilas el delicado tejido
entre el sueño y la realidad.
Corazón mío, loco corazón,
¿qué piensas hacer con el tejido?
lo mismo que la vieja sastre
que teje el día y separa la noche,
entre el sueño y la realidad.
Corazón mío, resentido corazón
¡que te parta un rayo!
por no entregarte a mí, viva,
y encontrarte en el tejido,
entre el sueño, entre la realidad.
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SANTA MARIA DELLA SALUTE
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Perdóname, Madre Santísima, perdóname,
que he llorado tantos árboles y pinos
donde a pesar de todo el sufrimiento
tu hogar se ha construido.
Condéname, Madre Celestial, fuente de piedad,
condena a este pobre pecador:
Con el corazón arrepentido beso a tus vestidos,
Santa Maria della Salute.
Sería mejor procurar/cosechar tu belleza
y ser parte de tu constelación,
que el corazón calcinar,
convertirse en cenizas
hundirse, pudrirse,
ser parte de un juego del diablo.
¿Sería mejor celebrarte
Santa Maria della Salute?
Perdóname, Madre, mucho he sufrido,
de muchos pecados me he arrepentido,
y todo lo que soñó aquel joven corazón
el martillo de la realidad lo destrozó;
todas mis esperanzas y mis sueños
son ya polvo, cenizas
la malicia y la maldad que luchan entre sí,
Santa Maria della Salute.
Me estaba envenenando, poco a poco
pero no diré calumnia alguna;
de mis sufrimientos no los culpo.
Aunque rompiéndole las alas a esta alma
le ahogaron también el vuelo.
¡Todo en esta desquiciada cabeza,
Santa Maria della Salute!
Y mi hada apareció,
la más bella, la más hermosa,
como un rayo de sol entre tanta oscuridad;
como celebración del día,
pudo sanar mis heridas,
pero abrió la más profunda.
¿Qué hago con esta felicidad, con esta tortura,
Santa Maria della Salute?
Me miró. Con el alma viva
nunca he visto una mirada así.
De aquella mirada brota el fuego,
el fuego que podría romper el hielo.
Me ofreció lo que siempre he querido:
sufrimiento, dulzura, desesperación y miel,
mi alma entera, mis deseos,
¡toda la eternidad en ese preciso momento!
Santa Maria della Salute.
¿Será para mí toda esa hermosura?
¿Será para mí todo ese tesoro?
¿Será para este anciano que soy, en el final de la vida,
esa fruta que aún está creciendo?
Ay, dulce fruta de origen divino,
¿por qué no has madurado antes?
Perdona mis pensamientos impuros,
Santa Maria della Salute.
Dos fuerzas combaten dentro de mí,
la cabeza y el corazón, la razón y la pasión.
El combate es fuerte y sin piedad,
pero la razón ha llegado al final.
El corazón y la pasión se han roto en pedazos
Santa Maria della Salute.
La razón ha ganado, el corazón se silenció.
Hui de la felicidad, astuto
hui de ella – y ella falleció.
El sol entonces desapareció, predominó el invierno,
las estrellas se apagaron y lloró el paraíso,
llegó el fin del mundo, el juicio final.
¡Ay qué derrumbe! ¡Ay qué destino,
Santa Maria della Salute!
El corazón roto, confusión en la mente,
su recuerdo es un templo,
desde donde ella habla,
como lo hace con Dios bendito.
El hielo en el alma empieza a derretirse,
y a través de ella veo, respiro por ella,
los más sabios pierden la razón
Santa Maria della Salute.
La veo en mis sueños;
no cuando yo lo deseo,
aparece cuando ella lo desea.
Los secretos son sus sirvientes.
Con ella llegan, con ella se van
las dulzuras de la tierra, el Celestial
traza el camino hacía sus castillos
Santa Maria della Salute.
Ahora somos marido y mujer,
no hay sufrimiento ni rencor,
todo es pura ternura y pasión.
Ahora ella es mayor que yo,
ahí seré joven,
ahí donde las diferencias no nos dominen,
Santa Maria della Salute.
Mis poemas son nuestros hijos.
La huella de esos pasos
no se escriben, no se recitan.
El alma pasa por la eternidad,
Eso ya lo sabemos ella y yo,
y el amado paraíso.
Es algo que los profetas sólo podrían adivinar,
Santa Maria della Salute.
Y cuando mi cabeza quiera estallar
de mi vida, llegará el duro final,
el sueño más hermoso se convertirá en realidad,
mi último suspiro será “¡aquí estoy!”
¡De la nada a la gloria final,
de la oscuridad al paraíso,
del paraíso a su abrazo!
Se despertarán todos los deseos,
cantará lo más profundo de mi alma
Todos estarán sorprendidos:
los dioses, la gente…
Cambiaremos la constelación,
los caminos brillaran bajo la luz del sol,
iluminaremos las madrugadas
de loca dulzura, de un loco amor,
Santa Maria della Salute.