HIDRATANTE OLIVIA
«Todo lo que he amado lo he amado solo».
Edgar Allan Poe
Hidratante Olivia,
voy a hacerte el amor sobre un árbol
o más arriba, como lo hace el lento
pájaro de la sombra
y lo hace el ligero astronauta.
Esta noche
voy a dejar abierto el cielo en todas
sus negras dimensiones para que huyas
conmigo hacia los márgenes del mundo.
Hidratante Olivia,
sabes que no vendré en un Audi gris
con asientos de piel de color beige
ni montado en un gran caballo blanco,
pero esta noche –escúchame bien– voy
a dejar una nota de advertencia
en la puerta del alto cielo para
que a nadie se le ocurra molestarnos.
.
.
SI TÚ SUPIERAS
Si tú supieras, de verdad, lo que me ofreces
solo torciendo la mirada, apartando
tu pelo negro hacia la izquierda,
dejándome leer –nuevo braille– en tus labios
las palabras que no salen de la boca.
Si tú supieras, Santa mía, lo que ofreces
mientras te abres paso entre la bruma
de la ciudad sin siglo que es Madrid
como hacen los pájaros nocturnos
en este apartado puerto que es mi vida.
Si tú supieras, en serio, lo que ofreces,
entenderías por qué sigo aquí perdido
entre calles que nunca me acogieron
tratando de agarrarme a todo eso
que no sabes que me ofreces
–y me salva–.
.
.
NOCHE DE NBA
Esta noche abren los Hornets
la temporada. Todo está dispuesto,
inclusive la tomenta que está a punto
de barrer Luisiana. Sin embargo,
decides quitarte la camiseta y dejar
que el oficio de tu pecho se encargue
de apagar súbita la tele;
pides un tiempo muerto justo antes
de pasar por fin al siguiente cuarto:
al contiguo, al nuestro, al de verdad.