Yolanda Aguado Rubio (Pachuca de Soto, Hidalgo, México, 1946). Estudió para Contadora privada, para profesora de educación primaria, educación secundaria en la especialidad del Idioma Inglés y maestra en Literatura y Declamación, además, en la ciudad de México, asistió a los seminarios de redacción en español, que el Lic. Felipe de San José exponía en el Instituto Cultural Hispano-Mexicano. En la ciudad de Pachuca avivó su inquietud de seguir escribiendo al asistir a diversos talleres de poesía impartidos por destacados poetas como: Oscar Olivas, Juan Bañuelos, Luis Tiscareño, Dolores Castro, Tere Guarneros, Ricardo Yáñez, entre otros. Participó en la creación de La Asociación de Escritores Hidalguenses, la Revista Descritura, El folleto, El solar del colibrí y el libro “Anatomía Poética”. Varios de sus poemas integran la Antología Hidalgo: Cuna de Letras. Es coautora del libro La Educación y sus Mártires, que escribió su señor padre profesor Alfonso Aguado Escamilla, donde se habla de su participación en la creación del Sindicato de Maestros. Fue parte del grupo Poetisas en el País de las nubes, al que anualmente asistía a Huajuapan de León, Oaxaca. Fue seleccionada para representar a nuestro país en el Encuentro Internacional “Poetisas en Paraíso”, efectuado en Paraíso de Cartago, Costa Rica, 1999; aquí nace el libro “Relámpago de julio” donde participó con dos poemas. Uno de ellos fue creado por jóvenes poetas de Paraíso, a quienes ella impartió un taller de creación literaria. Aunque en este evento internacional no se instituyó entregar premios, Yolanda recibió, verbalmente , el primer lugar con la interpretación de su poema “Mujer date permiso”, mismo que la distinguida actriz Susana Alexander presentaba en radio y televisión. Además, este escrito obtuvo el Primer lugar en el Concurso Nacional de Declamación, efectuado en el Distrito Federal de la ciudad de México, en el año 2000.

Yolanda Aguado Rubio: Tu lengua es la patria que encamina tus impulsos.

MUJER, DATE PERMISO

Mujer,

date permiso

para hacer a un lado tus documentos, 

tus facturas

y escribir en block de notas,

los sentimientos que en ti surjan.

Date permiso

para que, teniendo que preparar

la ensalada, la sopa, el pollo, la gelatina, 

hagas a un lado las cacerolas

y te dediques

a escribir

en tu libreta de recetas de cocina,

lo que, en ese momento,

quieras darte permiso de sentir.

Mujer,

date permiso de ejercitarte,

de salir a correr con unos pants no necesariamente combinados. 

Si quieres

levántate a las seis de la mañana, 

no para una actividad en especial,

sino por el simple hecho

de sentir el viento

que baña tu cuerpo

y penetra por tus sentidos 

y tus ojos.

Date permiso

de sonreír

o estar callada y escuchar,

o intervenir en la conversación 

para participar en la realización de tus ideales.

Mujer,

permítete a ti misma

alimentar tu espíritu,

recrearte con música,

cantos, libros

o con la naturaleza;

deja que tu mente esté en blanco 

y se funda con el infinito

para integrarte al Universo.

Da,

date,

date permiso,

date permiso para…

para vivir… vivir.

Date permiso

de no adquirir

compromisos sociales, ni familiares 

esta semana.

Camina

en sentido contrario.

Ve contra la corriente,

sigue tus impulsos,

encamínate hacia las multitudes 

y fúndete con hombres y mujeres 

que se empujan,

que presionan tu cuerpo

para percatarte de que existes,

de que ocupas un lugar

en el espacio.

Comunícate con familiaridad,

con el vecino

o limítate a expresar 

tu sentir con la mirada.

Si quieres

no contestes el teléfono

cuando te estás dando permiso 

para escribir,

y, sin remordimiento,

sigue dándote permiso, permiso

¡Para vivir!

para no interrumpir tu pensamiento.

¡Sigue adelante

con tus proyectos!

con tu interés

de plasmar tu emoción.

Y después,

libre de ello,

puedas someterte a la realidad,

a la realidad a la que te someten los demás 

del ser mujer,

de ser responsabilidades, 

responsabilidades, responsabilidades.

Ejercita tu albedrío, 

respeto y autodeterminación.

Edifica el puente

que te conducirá

hacia las actividades

que te darán la libertad

y la capacidad de vivir.

Por eso,

date permiso

¡Para ser!

¡Para realizarte!

porque es tan efímero 

el sentimiento del sentir 

que si lo dejas pasar, 

no retorna, no regresa

y vas dejándote morir, 

morir por dentro.

Mujer…

¡Tu obligación es, ser feliz!

.

.

PASADO

Que si la culpa he tenido 

de tus males y de todo, 

deja que se quiebre el lodo 

para ver el contenido,

del por qué lo sucedido.

Que si tú, en mí, te miraste 

en cambio sentí el contraste, 

la culpa no la he tenido, 

pues si meditas lo ido, 

fuiste tú quien te esfumaste.

Que si esta tarde nos vimos 

traspasando las distancias, 

yo, congeladas las ansias, 

mientras las tuyas supimos, 

revoloteaban caminos.

No es que lo haya así buscado, 

cruzar y haberte encontrado, 

en el parque donde antaño 

visitamos casi un año,

con regocijo pasado.

Entonces yo te adoraba, 

en el rostro había cascadas 

de ilusiones encontradas

y tu mirada burlaba

lo que a raudales te daba.

Mas olvida aquellas tardes,

si aún en mi pecho ardes, 

imagínate la hoguera

que en aquel entonces era. 

Quizá, en tu mente, la guardes.

.

.

VALLE DEL MEZQUITAL

La tierra del diablo tiene tepetate,

y crecen los cactus en parco paisaje

que hiere la carne de los que allí habitan;

son sombras que pasan, con almas dormidas.

Al ingerir pulque el que quiere vida, 

encuentra reposo y olvida… ¿Qué olvida? 

La queja que acusa su triste mirada, 

que penetra y duele como puñalada.

Ese viento impío que azota su cuerpo, 

destruye en pedazos y oprime mi pecho. 

Indio que, olvidado de Dios has estado,

la siembra es tu llanto,  la cosecha, el cactus.

Quisiera decirte las quimeras mías

mas tu lengua es otra,  no me entenderías.

Y entre los vergeles de la tierra mía 

anhelo arroparte, raza paria y fría.

Yolanda Aguado Rubio (Pachuca de Soto, Hidalgo, México, 1946). Estudió para Contadora privada, para profesora de educación primaria, educación secundaria en la especialidad del Idioma Inglés y maestra en Literatura y Declamación, además, en la ciudad de México, asistió a los seminarios de redacción en español, que el Lic. Felipe de San José exponía en el Instituto Cultural Hispano-Mexicano. En la ciudad de Pachuca avivó su inquietud de seguir escribiendo al asistir a diversos talleres de poesía impartidos por destacados poetas como: Oscar Olivas, Juan Bañuelos, Luis Tiscareño, Dolores Castro, Tere Guarneros, Ricardo Yáñez, entre otros. Participó en la creación de La Asociación de Escritores Hidalguenses, la Revista Descritura, El folleto, El solar del colibrí y el libro “Anatomía Poética”. Varios de sus poemas integran la Antología Hidalgo: Cuna de Letras. Es coautora del libro La Educación y sus Mártires, que escribió su señor padre profesor Alfonso Aguado Escamilla, donde se habla de su participación en la creación del Sindicato de Maestros. Fue parte del grupo Poetisas en el País de las nubes, al que anualmente asistía a Huajuapan de León, Oaxaca. Fue seleccionada para representar a nuestro país en el Encuentro Internacional “Poetisas en Paraíso”, efectuado en Paraíso de Cartago, Costa Rica, 1999; aquí nace el libro “Relámpago de julio” donde participó con dos poemas. Uno de ellos fue creado por jóvenes poetas de Paraíso, a quienes ella impartió un taller de creación literaria. Aunque en este evento internacional no se instituyó entregar premios, Yolanda recibió, verbalmente , el primer lugar con la interpretación de su poema “Mujer date permiso”, mismo que la distinguida actriz Susana Alexander presentaba en radio y televisión. Además, este escrito obtuvo el Primer lugar en el Concurso Nacional de Declamación, efectuado en el Distrito Federal de la ciudad de México, en el año 2000.Yolanda Aguado Rubio: Tu lengua es la patria que encamina tus impulsos.