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SIESTA
No me quedan brazos
que abracen mi forma,
(es duro digerir
estas palabras
que antes conocían el amor).
Me pregunto si existe dulzura
en los abandonos
o si sólo puedo ser
guardián de soledades,
salvador de horas que se pierden
entrando en el nudo
de encrucijadas que se llevan
el olor de la realidad.
Perdida en un callejón sin salida,
entre dos nubes violetas,
la lluvia se vuelve un colirio que arde
en la mirada que huye
para no escuchar
una pelota que se desinfla
y sobre las espinas abandona
los gritos de los niños de la calle
que golpean las persianas
del cuarto.
TomTom, contra las paredes
y yo acostada,
abrazada a mi padre,
recuerdo que pedíamos silencio.
Hubiera bastado media hora de siesta
para estirar las piernas,
mover roncando el respiro
y prolongar en nosotros mismos
la quietud de las plantas y del aire.
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LOS PASOS DE LA MEMORIA
Los pasos son memoria,
la historia está hecha
con hilos de tiempo,
el desierto es polvo de viento,
las gentes son estatuas de arena,
las emociones en el atrito se frenan,
se viven en los días de la nada
y esta paz despreciada
mueve la rueda de cuerpos vacíos
que sufren el aborto interno
de los ojos hechos huecos
como un pozo ciego
con la idea fija de quedarse abiertos.
Los ojos saben todo de la memoria,
del tiempo y del desierto,
reconocen la lejanía
de los sueños que no llegan
y en tanto que cuentan los días,
se sientan, pero nada esperan.
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MUNDO DE SILENCIOS
Vivir por la casi totalidad
de la forma escrita
que escribe nombres
que no se atreve a pronunciar.
Por la voz se rompen huellas marcadas
que estremecen el alma
como una isla de intenciones,
con ojos que no quieren llegar al mar
porque no quieren que se ahoguen
los pájaros de los sueños amados.
Tantos vuelos sembrados
por las arenas del desierto
de tierras débiles que temen el silencio
donde el amor puede morir
sin hacer ruidos.
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REGRESO A LA INOCENCIA
Sabe de infancia
el peso de una piedra entre las manos
que deforma con su rudeza
el espejo llano de la pureza
que corre con el agua del río.
Y este dejar lo que nunca ha sido mío,
esta vibración que se despliega
en trasparencia,
este rito de la nada en la ausencia,
esta piedra de sol
que es más palabra que piedra,
este renunciar al amor
que es más río de llanto que renuncia,
es libertad que se preanuncia
como días de cosas perdidas
en el desierto de los mismos ojos.